sábado, 9 de noviembre de 2019

¿De qué sirvió tanto dolor a lo largo de 30 años?



30 años sin el muro
es un interesante especial de El País sobre la caída del Muro de Berlín, que era la división física entre el mundo comunista y el mundo libre, caída de la que hoy se han cumplido 30 años.

Ante ello, como ante la caída de cualquier régimen que viola la libertad, siempre me viene a la mente la misma pregunta: ¿de qué sirvió tanto dolor? Y otra a continuación: ¿por qué no haber dejado en libertad a la gente desde el principio?

No se pueden poner puertas al campo y tampoco se pueden poner límites a la libertad individual. Al final la libertad individual triunfa y el dolor producido se convierte en esteril, por más que sus consecuencias sean en muchísimos casos irreversibles.

Hoy es necesario decirlo alto y claro: no hay alternativa a la libertad individual. No lo fueron en el pasado ni el nazismo, ni el fascismo. No lo son en el presente ni el comunismo (siempre al acecho), ni el islamismo (con todas sus imposicionones religiosas), ni el franquismo (que resurge hoy). Por todo ello sigo creyendo en el liberalismo.

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