Nadie puede llamarse a engaño:
Artur Mas no pretende otra cosa que una victoria sin mayoría absoluta del PP o del PSOE para el 2012. Este es el objetivo de CiU. Mas presentará entonces, tras las elecciones generales, el concierto económico para la Generalidad. Para que el Gobierno ceda necesita que ni PP ni PSOE tengan mayoría absoluta en el Congreso.
Y esto por si queda alguna duda:
«Gobierne quien gobierne, lo pondremos como condición imprescindible para nuestra implicación en la política española de forma estable».
Es evidente que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Y para ello, dado el caso de que PP o PSOE ganaran por poco, y tuvieran que depender de los nacionalistas para gobernar (de paso decir que igual de chantajistas son todos los nacionalistas, sean vascos, catalanes, gallegos, canarios o mediopensionistas) se podría llevar a la práctica la fórmula que ya he defendido por aquí de un gran Gobierno de coalición entre populares y socialistas, presidido por el ganador y con vicepresidente del perdedor.
Pero también sé que en esta España cainita eso es casi imposible. Y digo "casi" porque la esperanza es lo último que se pierde.
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