Tengo una hija de 15 años, que tenía precisamente 14 cuando lo leí. Y la verdad es que se me hizo un nudo en el estómago pensando en ella cuando leí hace algún tiempo la
noticia de una joven de esa misma edad que se suicidó lanzándose a un acantilado víctima de la presión del acoso escolar. No es que mi hija haya sufrido acoso escolar o lo vaya a sufrir (no es para nada el tipo de estudiante candidata a padecerlo), pero el pensar en ella me hizo ponerme un poco en el lugar de la madre de esa chica.
Creo que el acoso escolar debería estar severamente castigado dentro de las aulas, y si no da resultados poder ir directamente a los jueces de menores con penas igualmente severas, para evitar tragedias como la mencionada.
Por eso en la zona de campañas de este blog hay una más:
No al acoso escolar.
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