miércoles, 21 de junio de 2017
Juan Carlos de Borbón, el CNI, secretos inconfesables, mercenarios extranjeros y actitudes mafiosas
La Monarquía española, en lo que respecta a Juan Carlos de Borbón, está de porquería hasta el cuello, como sigue desvelando Okdiario. Un hombre como Juan Carlos de Borbón, que pone en manos de una arribista como Corinna quien sabe qué secretos. Secretos que probablemente rondaban o caían directamente en lo delictivo. Y claro, aparece el CNI. Pero esta vez para contratar a mercenarios que intentan robar esos documentos. Casi lo consiguen. Pero no. Y en toda la trama (ésta de verdad) actitudes mafiosas, desde el mismo monarca hasta los citados mercenarios, pasando por el director del CNI. ¿Cuánto más va a soportar la sociedad española antes de darle una patada a la Monarquía y a esta partidocracia y votar por alguien que convierta todo esta pocilga política en una verdadera democracia que sea, a la vez, justa, liberal y republicana?
Creo que el pluri-pluvi-tuti-totti-nacionalista de Szanche(2 metros de marmolillo certificado),está en ello.
ResponderEliminar¿Una España liberal? Como que no lo veo.
EliminarNo lo verán mis ojos.
ResponderEliminarNi lo míos.
EliminarPues cuando la población española tome conciencie que que para botar al rey emérito, nombrado como su sucesor por Franco, lo que se debe hacer es, para empezar, no volver a votar a NINGUNO de los partidos políticos estatales que forman parte de la partidocracia española.
ResponderEliminarUn Estado de Partidos no puede convertirse en una República Constitucional por mera "reforma". Si el régimen autoritario de Franco se "reformó" para dar lugar a una partidocracia fue porque sólo en este esquema de gobierno podían encontrar cobijo tanto los franquistas, que sólo se atrevieron a traicionar al dictador después de muerto, y las fuerzas de oposición pretendidamente "democráticas", que traicionaron a la población española que esperaba tener la oportunidad por vez primera de vivir en una "democracia".
Repito, para botar al rey emérito y a su sucesor comencemos por no volver a votar.
Veamos el ejemplo venezolano. Cuando un régimen está tan degenerado como el bolivariano, no puede reformarse votando a una alternativa dentro del sistema. No debe aceptarse la salida de "concordia" con unas nuevas votaciones amparadas en la "legalidad" chavista.
Afortunadamente, la situación española no es tan precaria ni violenta como en Venezuela. No obstante, si se lograra, vía abstención activa, que la adhesión al régimen quedara reducida al 30%, una movilización social coordinada bien pudiera derrocar a un gobierno tan deslegitimado e inaugurar un proceso de auténtica libertad constituyente.
Dicha cifra no es imposible, en Francia, descontando abstención, voto blanco/nulo, sólo el 38,43% de los electores optó por alguna opción política. Y eso que Francia es una cuasi-democracia y no una corrupta partitocracia con escándalos que afectan desde el más humilde ayuntamiento hasta la cabeza coronada del Estado.
"Repito, para botar al rey emérito y a su sucesor comencemos por no volver a votar."
EliminarEse es un enorme error. Los votos que se cuentan son los que votan, no los que no votan. Y, como bien dices, España no está al nivel de Venezuela.
La solución sería que los liberales se unieran en una coalicción de partidos y a partir de ahí empezar la casa por los cimientos. Pero díficil lo veo.
Perdone que insista pero el errado es su planteamiento. Las votaciones sólo son una expresión de la legitimación que concede la ciudadanía a sus gobernantes, una muestra de su sometimiento voluntario a la autoridad que representan y a la aceptación tácita de los poderes que se ha atribuido el Estado.
ResponderEliminarPor lo tanto, lo que más le interesa a la clase política en una partidocracia como la española es la cifra de participación electoral. Darse cuenta es elemental. Todos y cada uno de los partidos estatales llaman siempre a la participación y contribuyen a ello con campañas mediáticas de "tensión" para exacerbar los ánimos de la población y promover su adhesión electoral. Es en ese sentido como deben interpretarse cuestiones tan estériles como el "guerracivilismo" u otras apelaciones a escenificar conflictos desatando las pasiones más ilusas.
Entiendo como básicos los puntos que ha definido alguna vez como “propuesta de mínimos” (http://celidecelide.blogspot.fr/2011/07/propuesta-de-minimos.html) pero esos objetivos son imposibles de consumar desde dentro de régimen político actual. Ninguna opción “reformista” o “liberal” lograría hacer prosperar y aprobar tales medidas dado que supondrían el fin de la propia partidocracia. Lógicamente, y dado que lo que se pretende es liquidar a dicha partidocracia, no tiene sentido entrar a formar parte de ella. Sobre todo porque existe el riesgo de que, tras muchas legislaturas intentando que los votantes apoyen su programa, los proponentes de tan loables medidas pueden acabar presas de la perversa corrupción que hace funcionar el sistema.
Si se trata de acabar con la partidocracia, cualquier medida en pos de ello debe llevarse a cabo con iniciativas civiles para deslegitimar a la clase política en su conjunto.
Al fin y al cabo, ¿qué han logrado los denominados “reformistas” en el régimen del 78? El primero fue el antiguo ministro-secretario general del Movimiento, Adolfo Suárez, que, además del propio régimen que padecemos, nos sirvió el amargo “café para todos”. Seguidamente, algunos de los más conocidos movimientos "reformistas" que se sucedieron estuvieron ligados a figuras que son casi sinónimo de escándalos y corruptelas como Miquel Roca, Florentino Pérez (https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Reformista_Democr%C3%A1tico), Ruiz-Mateos (https://en.wikipedia.org/wiki/Ruiz-Mateos_Group) o Mario Conde (https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Democr%C3%A1tico_y_Social)
De los rescoldos que dejaron, se conformó el partido estatal de C’s, degeneración de un partido regional que estaba combatiendo honrosamente al catalanismo. Curiosamente, ahora C’s se encuentra hermanado con vasquistas y catalanistas en el seno de la “Alianza de liberales y demócratas europeos”.
No quiero dejar de mencionar la más ridícula de las “alternativas liberales” surgida en el “mercado electoral” español. Sirva como ejemplo la insensatez del pensamiento político del que es su “representante internacional”.
http://www.vozpopuli.com/la_tribuna_de_juan_pina/Adios-Estado-nacion_7_1036766315.html
Lógicamente, no se ha parado ni medio segundo a pensar que si se destruyeran los Estados-Nación existentes, no se evolucionaría a un escenario plagado de “microestados” sino hacia un “macroestado” regido por la dictadura comisarial con sede en Bruselas y dirección en Berlín. En mi pueblo, la gente leída llama a esto Imperio, (IV Reich según mis cuentas).
Afortunadamente, este pensamiento delirante es irrelevante electoralmente hablando. Sirva el dato de las últimas elecciones, este partido “liberal” logró concitar un apoyo del equivalente de menos de un tercio del voto recibido por FE de las JONS.
http://resultados2016.infoelecciones.es/99CO/DCO99999TO.htm?lang=es
No me cansaré de recordárselo. Para botar al rey emérito, comencemos por no volver a votar a ningún partido político hasta que caiga la partidocracia. Nadie dice que sea un camino fácil y rápido. Por supuesto, sólo es un principio. Movilizaciones y protestas como las que se ven en Venezuela serán necesarias. Lógicamente, tampoco se puede rechazar el ejercicio a la autodefensa si la partidocracia reacciona con brutalidad policial o paramilitar.
ResponderEliminarSin pretender ser reduccionista, tenemos la vía antedicha o su opción, coaligar partidos “liberales” o “reformistas” manchados por las corruptelas de sus dirigentes pasados e integrarlos en el corrupto régimen del 78 para que inste al sistema a disolverse.
Desde luego, es más probable que la abstención llegue a los dos tercios del electorado que cualquier "opción liberal o reformista" logre los votos que se traduzcan en los dos tercios de los escaños precisos para cambios radicales en esa “carta otorgada” que algunos dignifican llamándola constitución.