La embajada de EE.UU. en Jerusalén y el fanatismo gazatí

Hay cosas que simplemente no entiendo. Estados Unidos inaugura su embajada en Jerusalén y los habitantes más fanáticos de Gaza atacan la frontera entre la Franja e Israel. ¿Qué esperaban? ¿Que los soldados israelíes les iban a dar la bienvenida? El trágico resultado (por ahora) de esas violentas protestas es de 55 muertos, además de más de mil heridos. ¡Por una embajada!

Si yo viviera en Gaza y fuera musulmán (gracias a Dios ninguna de las dos cosas acontecen) pensaría exactamente como pienso sobre este asunto. Israel ha ganado todas las guerras desde el principio hasta ahora. Cada vez que hay cualquier tipo de enfrentamiento violento entre palestinos e israelíes quienes ponen los muertos son los primeros. ¿Por qué no aceptar que las cosas son como son, que Israel ha llegado para quedarse, negociar con los israelíes el mejor acuerdo posible (que, dicho sea de paso, sería muy favorable para los intereses palestinos, porque los países europeos y Estados Unidos pondrían muuuuuuuuuchos millones de dólares encima de la mesa) y empezar a construir un país en condiciones, en lugar de hacer lo que están haciendo, que es malgastar tiempo, energías, recursos y, lo más importante de todo, vidas humanas? Pues no. Hay que seguir con un fanatismo esteril, que no conduce a ninguna parte, sino a la pobreza y a la muerte.

Ya lo dijo Golda Meier: "la paz no llegará hasta que los palestinos amen a sus hijos más de lo que odian a los nuestros."

Dicho todo lo anterior me alegro mucho de que Estados Unidos haya finalmente trasladado su embajada a la capital de Israel, Jerusalén. Cada nación tiene el derecho a establecer su capital en la ciudad del país que considere oportuna, y los demás países se la reconocen. Israel no debería ser una excepción. No lo es ya al menos para Estados Unidos. Y espero que otros países sigan el ejemplo.