Finalmente, después de muchos dimes y diretes, el encuentro se ha producido. Poco tengo que decir, salvo que me alegro, porque la distensión casi siempre es buena (y digo "casi" porque a veces pasa aquello del deshonor y la guerra, pero no creo que es el caso) y que, como leí no recuerdo donde, el norcoreano hará lo que sea con tal de que no le saquen del poder. Si tiene que amenazar brutalmente, como en el pasado, lo hará; si tiene que verse con el americano, como en el presente, lo hará; y si tuviera que lanzar una bomba atómica sobre Estados Unidos igualmente lo haría. Así es el personaje. Nada de fiar, vamos. Ni antes, ni ahora, ni nunca.
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