Me encantaba llegar a casa y, mientras navegaba por internet, escuchar durante un par de horas (o tres) la frescura de Alfredo Menéndez en la sección de noticias de
Las mañanas de RNE (a las 11 de la noche por estas tierras) antes de irme a la cama. No sé si por la
purga o por los
malos números, el hecho es que le han desplazado a la segunda parte de
Las mañanas (una especie de revista cultural que ni puedo escuchar ni me interesa para nada), poniendo en su lugar a Iñigo Alfonso, que sin duda es bueno, pero que su estilo más serio me gusta menos que el de Alfredo Menéndez.
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