Hace poco escribí que Pedro Sánchez tiene dos opciones, o convocar elecciones o remodelar el Consejo de Ministros. En el caso de que opte por la segunda (o si lo desecha sin convocar elecciones) debería añadir la cuestión de confianza. Y es que no podemos olvidar que Pedro Sánchez no llegó a la Presidencia del Gobierno en positivo (por decirlo de algún modo), sino más bien en negativo, a través de una moción de censura donde lo importante no era tanto que él llegara a La Moncloa, sino que Rajoy saliera de ella.
Aquello ya es historia. Ahora Pedro Sánchez tiene que gobernar. ¿Qué va a hacer? ¿Cómo? ¿Con qué apoyos? Eso solamente lo puede poner en claro una cuestión de confianza. Más aún con los problemas que continuamente está atravesando el actual Gobierno.
Y si Pedro Sánchez no presenta esa cuestión de confianza (que no creo que la vaya a presentar), al menos los partidos de la oposición se la deberían exigir. Y hacerlo con contundencia.
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