La verdad es que no entiendo yo ese querencia del PP por convertir en una larguísima agonía política lo que debería ser una eliminación casi instantánea, con el coste político que ello implica para el partido. Me viene a la mente el caso de Cristina Cifuentes, que se sabía que tenía que salir desde el principio, salida que Rajoy alargó incomprensiblemente.
Pues bien, Casado parece que va por el mismo camino. María Dolores de Cospedal no es que esté quemá, es que está completamente achicharrá por sus relaciones con un sujeto cada día más siniestro como Villarejo. Por mucho que tenga Casado que agradecerle a Cospedal (que es efectivamente eso, mucho, ya que ella con su apoyó le aupó a la presidencia del partido) es más que evidente que intentar sostenerla lo único que va a producir es lo que ya está pasando, que el partido quedé completamente grogui (el espéctaculo de Casado desaparecido durante tres días fue lamentable).
En vez de cortar por lo sano de forma fulminante, aprovechando el asunto para quedar bien delante de la opinión pública y cargarse de razón para atacar a un gobierno lleno de presuntos delincuentes hacen exactamente lo contrario, quedar tan débiles que hasta Sánchez se permitió sacarle los colores a Casado en el Congreso (que ya es decir). Parece que les encanta el sufrimiento.
Y, lo que es peor, todo eso implica que el PP sigue en la misma línea del pasado. Acusar a "los otros" y tapar (todo el tiempo que se pueda) a "los nuestros". Con esos mimbres poco se puede hacer con un partido que, igual que antes, no es ejemplo de nada.
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