Un sujeto, marroquí que había residido en España, armado hasta los dientes, intentó provocar una masacre en un tren entre París y Amsterdam. Dos militares de Estados Unidos consiguieron evitar la tragedia, y tan solo hay que lamentar tres heridos, cuyas vidas al parecer no corren peligro. Una vez más ha sido un atentado terrorista islamista. También una vez más han utilizado nuestras libertades (de residencia, de circulación, etc.) contra nosotros. Esta vez se consiguió evitar la tragedia, de lo cual hay que congratularse. Pero ellos lo seguirán intentando. Una, y otra vez, y otra, y otra más. Hasta que lo consigan.
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