El incidente nunca debió producirse. Parece que Nadia Calviño afeó a Pablo Casado su intervención en el Congreso y el pepero, en lugar de revatirla educadamente, perdió los papeles ante la vicepresidenta, la cual abandona la conversación con él y de pasada le dijo a Almeida la ya famosa frase de "tu jefe está desequilibrado".
Desde hace tiempo he notado, en las pocas intervenciones en el Congreso que he visto, que Pablo Casado está pasado de vueltas. Me recuerda a Albert Rivera cuando, por motivos que supongo de fuera de la política, hacía interveciones donde se mostraba psicológicamente inestable. A Casado le está pasando lo mismo. No es el qué, sino el cómo.
Por si fuera poco con eso, hay que añadir la guerra contra Ayuso, que no está dispuesto a parar, por más que vea cada día que su apoyo en las encuestas no es el que era.
Y ahora, para rematar la faena, esto. Porque lo que me confirma el desequilibrio, psicológico al menos, de Casado no es la coversación con Calviño, la cual nunca sabremos exactamente en qué terminos se produjo, sino la salida de líderes peperos en tromba contra la vicepresidenta, evidentemente por orden de su líder.
Todo lo anterior viene a demostrar que estamos ante un hombre con un enorme ego, acompañado muy probablemente con un complejo de inferioridad, que le hace insoportable una descalificación (Calviño) o una rivalidad (Ayuso). Un desequilibrado, vamos.
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