Se suponía que el estrepitoso derrumbe de la Unión Soviética y del comunismo europeo, todo ello simbolizando en la caída del Muro de Berlín, allá por finales de los 80
y principios de los 90 del siglo pasado, era el fin de la Historia. Y lo fue. Pero no de la Historia, sino de aquella historia, que dio comienzo a otra, que es en la que nos movemos en el presente.
Hoy en día básicamente tenemos en el mundo dos bandos, uno dirigido por Estados Unidos y otro liderado por China. En el primero podemos incluir a países como la Unión Europea en su conjunto, Gran Bretaña, Israel, Taiwán y Japón, entre otros. En el segundo están naciones como Rusia, Corea del Norte, Irán y los grupos palestinos, también entre otros.
Hay actores complicados por el medio, como Arabia Saudí, Marruecos, Turquía y Hungría, a los que cabría añadir más, por diferentes razones cada uno. Pero eso no cambia que estamos viviendo en un mundo de dos bandos y toca elegir. Alguien podría decir que no es obligatoria esa elección. Bueno, pues vale, como diría aquel. En ese caso es posible que el susodicho se lleve las tortas de los dos lados y que no le defienda nadie.
Lo anterior me vino a la mente porque me acordé, sin releerlo, de un texto que el abogado sevillano Miguel Ángel Velarde publicó en Facebook. Mañana lo enlazo por aquí.
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