La sorprendente ruptura del PSOE va a cambiar todos los planteamientos de cara a la inestable situación política nacional. Y es que los socialistas simplemente no pueden permitirse ir a unas terceras elecciones generales, porque los 85 diputados que ahora tienen podrían convertirse en los mismos pero con los números al revés, 58; por no decir que le regalarían la victoria monclovita (ahora sí) al PP y el sorpasso (ahora también) a Pablo Iglesias, todo lo cual otorgaría a dicho partido una posición meramente testimonial en el Congreso. Serán egoístas hasta la saciedad, como estamos viendo en esta guerra política de bandos, pero no creo que sean estúpidos (no al menos hasta este punto).
¿Y que alternativa tienen? Pues intentar evitar como sea (repito, como sea) esas terceras elecciones completamente destructivas para ellos. Por eso a los críticos, capitaneados por Susana Diaz, no les quedaría más remedio que apoyar pasivamente con su abstención la investidura de Rajoy, para ver si mientras tanto (un año o dos) escampa y pueden ofrecer para entonces algo de resistencia a Podemos para que el partido morado no se convierta en la principal fuerza de la izquierda. Y es también para evitar esas terceras eleccines que a Pedro Sánchez no le quedaría más remedio que hacer lo que sea (repito redundantamente, lo que sea) para llegar a ser Presidente.
Es el PP quien, de rebote (por demérito de los otros en vez de por méritos propios), en estas sorprendentes circusntancias tiene todas las de ganar en una nueva repetición electoral. Supongo que los populares van a volcar todos sus esfuerzos para, de forma disimulada (la política española se ha convertido en un triste teatrillo de tercera donde siempre hay que disfrazar las verdaderas intenciones), llegar a esas elecciones navideñas, las cuales podrían colocar a Mariano Rajoy como Presidente sin prácticamente despeinarse.
Pero enfrente está un PSOE, arrinconado ante el PP por culpa de sí mismo, con un Secretario General, Pedro Sánchez, dispuesto a hacer cualquier cosa (insisto, cualquier cosa) para no desaparecer de la escena política. Muchos se alegran de esta situación. Yo personalmente la veo muy peligrosa. Para el PSOE, lo cual me importa un pimiento (o menos). Pero también, y sobre todo, para España, por las razones apuntadas. Y eso sí me parece realmente preocupante. Sobre todo si Sánchez se sale con la suya. Que, como he dicho otras veces, hasta el rabo todo es toro. Y este muerto está muy vivo.
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