El asunto me pareció tan sumamente grave que ayer enlacé dos noticas que se hacían eco del tema (una y dos) y dos artículos de opinión (uno y dos).
Y es que ya no se trata de, como hacen politicuchos liberticidas impresentables de la talla de Rufián y Echenique, ignorar a periodistas que consideran incómodos. Ahora se pretende ir un paso más lejos, porque lo que hay detrás de esa miserable propuesta no es otra cosa que impedirles a esos periodistas acudir a las ruedas de prensa. Cuando lo único que están haciendo es preguntar. Porque yo he visto los vídeos y no observo por ninguna parte esas faltas de respeto de las que habla el comunicado. Bueno, sí. Las faltas de respeto se produjeron por parte de Rufián y, aún más, de Echenique. En ningún caso por el lado de los periodistas.
Pero hasta este punto se está llegando en España. A querer acallar preguntas críticas. Y, lo que es muchísimo peor, con el silencio cómplice de los demás periodistas. El Poder está cruzando, uno por uno, todos los límites.
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