El rincón de la libertad

sábado, 30 de septiembre de 2023
¿Ahora ya, por fin, las matemáticas les han enseñado a los peperos que perdieron las elecciones?
En la noche del 23-J los peperos montaron su fiesta particular en Génova (la calle
madrileña digo, sede del partido, no la ciudad italiana) para celebrar
que habían ganado las elecciones (ciertamente no hubo histerismos como los de María Jesús Montero en la sede socialista, lo cual es de agradecer). Desde entonces hemos tenido que sufrir, día sí día también, toda una serie de afirmaciones en ese sentido. Nosotros hemos ganado las elecciones porque somos el partido que más españoles han votado, ha sido el lema a escuchar (o leer, en mi caso) cada vez que un político pepero hablaba.
Miren, señores del PP, eso podría haber sido relativamente verdad (repito, relativamente) si en España hubiera una democracia real y después de esa victoria parcial (reitero, parcial) los votantes hubieran tenido la oportunidad de decidir, en una segunda vuelta, quien sería el Presidente de Gobierno, si Mariano Rajoy o Pedro Sánchez (no estoy descubriendo ni inventando nada, por cierto; es lo que sucede, sin ir más lejos, al cruzar la frontera norte de España). Pero en el régimen partidocrático que reina en España los que deciden, si nadie ha conseguido mayoría absoluta, son los partidos políticos votados en la elección de marras.
Se sabía de sobra desde el mismo 23-J que Feijóo no tenía los votos necesarios para convertirse en Presidente. Algunos peperos tenían el sueño de conseguir los votos del PNV. Desde el principio los nacionalistas vascos dijeron que ellos no apoyarían nada que apoyara Vox; así de claro. Pero es que, además, eso hubiese sido un suicidio, con los de Bildu ganándoles elecciones y acusándoles ya (lo hicieron en la pasada campaña electoral) de fascistas. Así que no, nunca hubo la menor posibilidad de ese apoyo, por más que muchos desde dentro no quisieran verlo.
Pero ha habido que esperar a dos votaciones para que los peperos se dieran cuenta de que han perdido las elecciones. Porque en España si no se gana la investidura significa que se perdieron las elecciones. ¿Lo entienden ya? No lo sé. Porque parece que están encantados con ellos mismos, con su santificable líder y con que dan por hecho que ganarán las próximas elecciones. Total, si cuatro años no son nada (sin olvidar que siempre existe la posibilidad de que vuelvan a tirar el penalti fuera).
Por lo pronto, gracias a la derrota pepera, ahora le toca a Pedro Sánchez pactar lo que sea con los que quieren destruir España (secesionistas y filoterroristas) y su democracia y su libertad (comunistas) para seguir en La Moncloa. Y lo hará. Gracias, entre otras cosas, a la incompetencia de Feijóo. A quien había que mandarle de una patada de regreso a Galicia. Por perdedor ante el destructivo Sánchez.
madrileña digo, sede del partido, no la ciudad italiana) para celebrar
que habían ganado las elecciones (ciertamente no hubo histerismos como los de María Jesús Montero en la sede socialista, lo cual es de agradecer). Desde entonces hemos tenido que sufrir, día sí día también, toda una serie de afirmaciones en ese sentido. Nosotros hemos ganado las elecciones porque somos el partido que más españoles han votado, ha sido el lema a escuchar (o leer, en mi caso) cada vez que un político pepero hablaba.
Miren, señores del PP, eso podría haber sido relativamente verdad (repito, relativamente) si en España hubiera una democracia real y después de esa victoria parcial (reitero, parcial) los votantes hubieran tenido la oportunidad de decidir, en una segunda vuelta, quien sería el Presidente de Gobierno, si Mariano Rajoy o Pedro Sánchez (no estoy descubriendo ni inventando nada, por cierto; es lo que sucede, sin ir más lejos, al cruzar la frontera norte de España). Pero en el régimen partidocrático que reina en España los que deciden, si nadie ha conseguido mayoría absoluta, son los partidos políticos votados en la elección de marras.
Se sabía de sobra desde el mismo 23-J que Feijóo no tenía los votos necesarios para convertirse en Presidente. Algunos peperos tenían el sueño de conseguir los votos del PNV. Desde el principio los nacionalistas vascos dijeron que ellos no apoyarían nada que apoyara Vox; así de claro. Pero es que, además, eso hubiese sido un suicidio, con los de Bildu ganándoles elecciones y acusándoles ya (lo hicieron en la pasada campaña electoral) de fascistas. Así que no, nunca hubo la menor posibilidad de ese apoyo, por más que muchos desde dentro no quisieran verlo.
Pero ha habido que esperar a dos votaciones para que los peperos se dieran cuenta de que han perdido las elecciones. Porque en España si no se gana la investidura significa que se perdieron las elecciones. ¿Lo entienden ya? No lo sé. Porque parece que están encantados con ellos mismos, con su santificable líder y con que dan por hecho que ganarán las próximas elecciones. Total, si cuatro años no son nada (sin olvidar que siempre existe la posibilidad de que vuelvan a tirar el penalti fuera).
Por lo pronto, gracias a la derrota pepera, ahora le toca a Pedro Sánchez pactar lo que sea con los que quieren destruir España (secesionistas y filoterroristas) y su democracia y su libertad (comunistas) para seguir en La Moncloa. Y lo hará. Gracias, entre otras cosas, a la incompetencia de Feijóo. A quien había que mandarle de una patada de regreso a Galicia. Por perdedor ante el destructivo Sánchez.
viernes, 29 de septiembre de 2023
Vídeo de menos de 2 minutos: "Los 12 socialistas que se negaron a conceder la amnistía en el pasado" (sin comentarios)
Hay que ver la derecha, qué cosas dice con la amnistía a los golpistas fugados... con lo coherente que siempre ha sido el gobierno... pic.twitter.com/4c9hHwr6Xr
— Daniel Lacalle (@dlacalle) September 26, 2023
¿España va hacia una república confederal? ¿De verdad?
España tal y como la conocemos por más de quinientos años va a desaparecer. Se va a convertir en una república confederal en la que las partes van a usar al Estado, vacío de competencias, únicamente para permanecer en la Unión Europea, y eso hasta que quieran, porque van a tener libre autodeterminación para decidir la independencia total cuando les apetezca. Se acabó el corrido, como dicen los mexicanos por estas tierras texanas.
Es lo que nos cuentan muchos columnistas de derechas. Lo interesante es que a ninguno de ellos le he leído el procedimiento para llegar a eso, cómo España va a pasar de ser una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española (artículos 1 y 2 de la Constitución) a convertirse en esa república confederal con libre autodeterminación con la que nos amenazan. O sea, sabemos donde estamos (una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española), sabemos donde nos dicen que nos van a llevar (una república confederal con libre autodeterminación), pero lo que nadie nos cuenta es el procedimiento por el que se va a llegar del punto "a" al punto "b". Tal vez porque simplemente no existe.
Miren, en algo tengo que estar de acuerdo con ese sujeto políticamente despreciable que se llama Pedro Sánchez. Llevan cinco años diciendo que España se rompe. Y España no se ha roto. Y, además, no corre riesgo de romperse.
¿Se acuerdan cuando le preguntaron, pocos días antes de las elecciones, a Santiago Abascal si con un Gobierno de coalición entre PP y PSOE el conflicto entre el Estado central y la autonomía catalana empeoraría? ¿Recuerdan su respuesta? Yo la recupero. La contestación fue simple. Sí. O sea, que lo que vino a decir este señor es que con un Gobierno de la derecha la cosa en Cataluña se pondría peor. Y perdieron. ¿Se puede ser más tonto? Probablemente.
Cuento lo anterior porque no se puede vivir en un escenario político de confrontación permanente como forma para ganar votos. Porque al final se pierden, que es lo que ha sucedido.
Evidentemente no se puede ceder a las demandas injustificadas de los secesionistas. No se les debió indultar, no se les debió reformar el Código Penal a su conveniencia, no se les debe amnistiar, no se les debe conceder convertir el Congreso en un circo multilingüe, y un largo etcétera de despropósitos. Pero lo anterior no significa que se nos deba amenazar con el catastrofismo político de que van a cambiar todo. Sobre todo cuando no se nos dice el camino por el que va a llegar ese cambio.
Miren de nuevo, los problemas reales de los españoles son la crisis de la economía, la subida de la delincuencia, la calidad de la educación y cosas por el estilo. Asuntos que afectan al día a día. Lo que no puede ser es que, por ejemplo, Feijóo diga que va a desmantelar el sanchismo (muy bien) pero cuando sale el tema de las pensiones (algo que afecta directamente a una gran parte de la población) se dedique a balbucear y a equivocarse.
O la derecha de una puñetera vez pone el foco en lo que afecta directamente a los votantes y se olvida de catastrofismos estériles o tenemos Sánchez para rato.
Es lo que nos cuentan muchos columnistas de derechas. Lo interesante es que a ninguno de ellos le he leído el procedimiento para llegar a eso, cómo España va a pasar de ser una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española (artículos 1 y 2 de la Constitución) a convertirse en esa república confederal con libre autodeterminación con la que nos amenazan. O sea, sabemos donde estamos (una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española), sabemos donde nos dicen que nos van a llevar (una república confederal con libre autodeterminación), pero lo que nadie nos cuenta es el procedimiento por el que se va a llegar del punto "a" al punto "b". Tal vez porque simplemente no existe.
Miren, en algo tengo que estar de acuerdo con ese sujeto políticamente despreciable que se llama Pedro Sánchez. Llevan cinco años diciendo que España se rompe. Y España no se ha roto. Y, además, no corre riesgo de romperse.
¿Se acuerdan cuando le preguntaron, pocos días antes de las elecciones, a Santiago Abascal si con un Gobierno de coalición entre PP y PSOE el conflicto entre el Estado central y la autonomía catalana empeoraría? ¿Recuerdan su respuesta? Yo la recupero. La contestación fue simple. Sí. O sea, que lo que vino a decir este señor es que con un Gobierno de la derecha la cosa en Cataluña se pondría peor. Y perdieron. ¿Se puede ser más tonto? Probablemente.
Cuento lo anterior porque no se puede vivir en un escenario político de confrontación permanente como forma para ganar votos. Porque al final se pierden, que es lo que ha sucedido.
Evidentemente no se puede ceder a las demandas injustificadas de los secesionistas. No se les debió indultar, no se les debió reformar el Código Penal a su conveniencia, no se les debe amnistiar, no se les debe conceder convertir el Congreso en un circo multilingüe, y un largo etcétera de despropósitos. Pero lo anterior no significa que se nos deba amenazar con el catastrofismo político de que van a cambiar todo. Sobre todo cuando no se nos dice el camino por el que va a llegar ese cambio.
Miren de nuevo, los problemas reales de los españoles son la crisis de la economía, la subida de la delincuencia, la calidad de la educación y cosas por el estilo. Asuntos que afectan al día a día. Lo que no puede ser es que, por ejemplo, Feijóo diga que va a desmantelar el sanchismo (muy bien) pero cuando sale el tema de las pensiones (algo que afecta directamente a una gran parte de la población) se dedique a balbucear y a equivocarse.
O la derecha de una puñetera vez pone el foco en lo que afecta directamente a los votantes y se olvida de catastrofismos estériles o tenemos Sánchez para rato.
jueves, 28 de septiembre de 2023
¿Ahora, queridos, sí queréis una mayoría absoluta de PP y Vox? ¿Ahora?
Es lo que tienen las urnas, que cuando un votante se arrepiente de su voto no puede cambiarlo hasta cuatro años después. Porque no se vota cada mes, ni cada seis meses, ni cada año. Se vota, salvo excepciones, cada cuatro años.
Tampoco se vota cada dos meses, que es lo que parece que el electorado ha tardado en cambiar de opinión:
Feijóo ganaría 367.000 votantes respecto al 23-J y lograría 8 diputados más que, junto a los 33 de los de Abascal, blindarían la mayoría absoluta para el bloque de derecha, según la encuesta de Hamalgama Métrica para Vozpópuli.
Claro, porque le han visto las orejas al lobo:
PP y Vox sumarían mayoría absoluta de haber nuevas elecciones generales. Así lo confirma la encuesta de Hamalgama Métrica para Vozpópuli, elaborada a partir de 1.000 entrevistas realizadas entre los días 15 y 21 de septiembre, y en paralelo a la aprobación en el Congreso del uso de las lenguas cooficiales. Esa y otras cesiones de Sánchez a Puigdemont, con la amnistía en el horizonte, han provocado que los de Feijóo suban hasta los 145 escaños, frente a un PSOE en caída que se dejaría tres diputados con respecto al 23 de julio.
Pero es que todo eso se sabía. Pedro Sánchez hizo todas las concesiones necesarias para seguir siendo Presidente en los últimos cuatro años, sin importarle lo más mínimo incumplir para ello la palabra dada previamente. Lo anterior no es una opinión personal, son hechos que hasta el mismo Sánchez aceptó, calificándolos con la ya famosísima expresión de cambios de opinión. ¿Y ahora, dos meses después (sí, ¡dos meses!), se sorprenden por más cesiones ante el independentismo?
Pues ahora, queridos, ya no hay remedio. Ahora habrá que tragar con Sánchez y sus cesiones a los independentistas. Es lo que votasteis hace solamente dos meses. Solo quedan tres años y diez meses. Y esto, os lo recuerdo, no ha hecho nada más que empezar. Porque ahora sí, vamos a ver cosas que nos helarán la sangre. Por lo que, repito, votasteis hace dos meses y que ahora ya no os gusta. Demasiado tarde. Ya solo queda apechugar con las consecuencias.
Tampoco se vota cada dos meses, que es lo que parece que el electorado ha tardado en cambiar de opinión:
Feijóo ganaría 367.000 votantes respecto al 23-J y lograría 8 diputados más que, junto a los 33 de los de Abascal, blindarían la mayoría absoluta para el bloque de derecha, según la encuesta de Hamalgama Métrica para Vozpópuli.
Claro, porque le han visto las orejas al lobo:
PP y Vox sumarían mayoría absoluta de haber nuevas elecciones generales. Así lo confirma la encuesta de Hamalgama Métrica para Vozpópuli, elaborada a partir de 1.000 entrevistas realizadas entre los días 15 y 21 de septiembre, y en paralelo a la aprobación en el Congreso del uso de las lenguas cooficiales. Esa y otras cesiones de Sánchez a Puigdemont, con la amnistía en el horizonte, han provocado que los de Feijóo suban hasta los 145 escaños, frente a un PSOE en caída que se dejaría tres diputados con respecto al 23 de julio.
Pero es que todo eso se sabía. Pedro Sánchez hizo todas las concesiones necesarias para seguir siendo Presidente en los últimos cuatro años, sin importarle lo más mínimo incumplir para ello la palabra dada previamente. Lo anterior no es una opinión personal, son hechos que hasta el mismo Sánchez aceptó, calificándolos con la ya famosísima expresión de cambios de opinión. ¿Y ahora, dos meses después (sí, ¡dos meses!), se sorprenden por más cesiones ante el independentismo?
Pues ahora, queridos, ya no hay remedio. Ahora habrá que tragar con Sánchez y sus cesiones a los independentistas. Es lo que votasteis hace solamente dos meses. Solo quedan tres años y diez meses. Y esto, os lo recuerdo, no ha hecho nada más que empezar. Porque ahora sí, vamos a ver cosas que nos helarán la sangre. Por lo que, repito, votasteis hace dos meses y que ahora ya no os gusta. Demasiado tarde. Ya solo queda apechugar con las consecuencias.
San Alberto (Núñez Feijóo)
No iba a opinar hasta que se pegase el costalazo
sobre la ya de antemano fallida investidura de Feijóo, en la que no he tenido ni tengo el menor interés en los debates. Pero al ver como la prensa derechista se deshace en elogios (dos ejemplos al lado), tanto en noticias como en columnas de opinión (aunque va siendo cada vez más complicado diferenciar unas de otras), he decidido escribir sobre el asunto.
Por como escriben del líder pepero, y ya que periodistas y candidato profesan la religión católica (aunque defiendan el aborto; curiosamente los periodistas de derechas empezaron a defenderlo tras hacer lo mismo Feijóo, lo mismo que los periodistas de izquierdas ahora con la amnistía tras defenderla Sánchez; hay que ser fiel al que te da de comer; pero bueno, esos son otros temas), da la impresión que querrían elevarlo a los altares. Moderado, serio, líder consolidado, aplaudido hasta por Cayetana, euforia en el PP y un largo etcétera de elogios.
Lo dicho, San Alberto, merecedor de que todos vayan a venerarle por la peana, a la espera de que gerosamente les dispense su bendición.
No digo que no le haya salido a Feijóo un buen debate. Incluso muy bueno. Tal vez excelente. Pero de ahí a que pareciera que a Sánchez le quedan cuatro días, como dejan entrever los periodistas derechosos, va un trecho. Porque, ¿cuánto le va a durar a Feijóo este exitazo? Pues hasta el viernes, que será cuando pierda la segunda y definitiva votación.
Y después será la hora de Pedro Sánchez, para bien o para mal. Con toda seguridad para mal, porque cederá todo y más con tal de no ir a unas nuevas elecciones, que con casi total certeza, ahora sí, perdería. Pero es que, so pena de carambola política donde tras las elecciones vascas el PSOE apoye a Bildu para conseguir el Gobierno Vasco y el PNV se vengue apoyando una moción de censura de Feijóo, a Pedro Sánchez le quedan cuatro años por delante (y lo de la carambola, si lo sé yo lo sabe Sánchez, así que seguirá apoyando al PNV en el País Vasco para no perder el Gobierno nacional). Repito, cuatro años. Pueden ser menos, ciertamente, si los independentistas catalanes y los terroristas vascos sacan los pies del tiesto y exigen cosas desmedidas.
O si, por peleas entre ellos (Bildu contra PNV o Junts contra ERC), acaba pagando el pato Sánchez. Pero eso habrá que verlo.
Sánchez ha demostrado que es experto en capear un año a la vez, un mes a la vez, una semana a la vez, incluso un día a la vez. Y así, pasito a pasito, desde la moción de censura ya ha aguantado tres elecciones generales y un montón de derrotas en autonómicas, más las municipales. Y ahí sigue.
¿Y ahora va a llegar Feijóo y se lo va a cargar con un discursito (o dos, o tres, o los que sean)? El de los cambios de opinión tiene el colmillo muy retorcido. Y para que el gallego le gane la partida tendrá que hacer más que enlazar buenas palabras. Tendrá que bajar al barro. ¿Lo va a hacer? Ojalá lo haga y gane. Pero tengo muchas dudas, por su edad y por sus años de comodidad en la Presidencia de Galicia. Personalmente no creo que San Alberto llegue ni a las próximas elecciones generales. Y los periodistas del lado derecho tendrán a otra candidata a quien elogiar. No como santa, pero sí como más probable Presidenta de Gobierno. Que no corren tiempos para santas florituras verbales, sino para sucias luchas cuerpo a cuerpo en el barrizal político. En Madrid ya lo saben desde hace tiempo. En Santiago no lo sé.
sobre la ya de antemano fallida investidura de Feijóo, en la que no he tenido ni tengo el menor interés en los debates. Pero al ver como la prensa derechista se deshace en elogios (dos ejemplos al lado), tanto en noticias como en columnas de opinión (aunque va siendo cada vez más complicado diferenciar unas de otras), he decidido escribir sobre el asunto.
Por como escriben del líder pepero, y ya que periodistas y candidato profesan la religión católica (aunque defiendan el aborto; curiosamente los periodistas de derechas empezaron a defenderlo tras hacer lo mismo Feijóo, lo mismo que los periodistas de izquierdas ahora con la amnistía tras defenderla Sánchez; hay que ser fiel al que te da de comer; pero bueno, esos son otros temas), da la impresión que querrían elevarlo a los altares. Moderado, serio, líder consolidado, aplaudido hasta por Cayetana, euforia en el PP y un largo etcétera de elogios.
Lo dicho, San Alberto, merecedor de que todos vayan a venerarle por la peana, a la espera de que gerosamente les dispense su bendición.
No digo que no le haya salido a Feijóo un buen debate. Incluso muy bueno. Tal vez excelente. Pero de ahí a que pareciera que a Sánchez le quedan cuatro días, como dejan entrever los periodistas derechosos, va un trecho. Porque, ¿cuánto le va a durar a Feijóo este exitazo? Pues hasta el viernes, que será cuando pierda la segunda y definitiva votación.
Y después será la hora de Pedro Sánchez, para bien o para mal. Con toda seguridad para mal, porque cederá todo y más con tal de no ir a unas nuevas elecciones, que con casi total certeza, ahora sí, perdería. Pero es que, so pena de carambola política donde tras las elecciones vascas el PSOE apoye a Bildu para conseguir el Gobierno Vasco y el PNV se vengue apoyando una moción de censura de Feijóo, a Pedro Sánchez le quedan cuatro años por delante (y lo de la carambola, si lo sé yo lo sabe Sánchez, así que seguirá apoyando al PNV en el País Vasco para no perder el Gobierno nacional). Repito, cuatro años. Pueden ser menos, ciertamente, si los independentistas catalanes y los terroristas vascos sacan los pies del tiesto y exigen cosas desmedidas.
O si, por peleas entre ellos (Bildu contra PNV o Junts contra ERC), acaba pagando el pato Sánchez. Pero eso habrá que verlo.
Sánchez ha demostrado que es experto en capear un año a la vez, un mes a la vez, una semana a la vez, incluso un día a la vez. Y así, pasito a pasito, desde la moción de censura ya ha aguantado tres elecciones generales y un montón de derrotas en autonómicas, más las municipales. Y ahí sigue.
¿Y ahora va a llegar Feijóo y se lo va a cargar con un discursito (o dos, o tres, o los que sean)? El de los cambios de opinión tiene el colmillo muy retorcido. Y para que el gallego le gane la partida tendrá que hacer más que enlazar buenas palabras. Tendrá que bajar al barro. ¿Lo va a hacer? Ojalá lo haga y gane. Pero tengo muchas dudas, por su edad y por sus años de comodidad en la Presidencia de Galicia. Personalmente no creo que San Alberto llegue ni a las próximas elecciones generales. Y los periodistas del lado derecho tendrán a otra candidata a quien elogiar. No como santa, pero sí como más probable Presidenta de Gobierno. Que no corren tiempos para santas florituras verbales, sino para sucias luchas cuerpo a cuerpo en el barrizal político. En Madrid ya lo saben desde hace tiempo. En Santiago no lo sé.
miércoles, 27 de septiembre de 2023
El Papa Francisco y el exjesuita abusador de mujeres Rupnik
Desconocía por completo el caso hasta que
encontré una mención al mismo en una página católica conservadora a la que echo un vistazo cada día, Infovaticana. Resumo el asunto con algunas noticias que he encontrado.
Uno: Los jesuitas expulsan al conocido sacerdote Rupnik tras acusaciones de abusos a mujeres.
Dos: Resta importancia a las acusaciones de casi 40 religiosas contra el ex jesuita Rupnik, la Diócesis de Roma.
Tres-a: El Papa Francisco se reúne con una cercana colaboradora de Rupnik.
Tres-b: Francisco recibe a la principal seguidora y defensora de Marko Rupnik.
Cuatro: Las víctimas de Rupnik denuncian el intento del Vaticano de blanquear al ex jesuita.
Cinco: Caso Rupnik. Las víctimas se escandalizan y los analistas se preguntan si el Papa está protegiendo al jesuita expulsado por abuso sexual.
Seis: El ‘caso Rupnik’ o el fracaso de la ‘tolerancia cero’ del Papa Francisco.
Hasta aquí un resumen de lo que he podido encontrar sobre este caso. Veremos como evoluciona.
encontré una mención al mismo en una página católica conservadora a la que echo un vistazo cada día, Infovaticana. Resumo el asunto con algunas noticias que he encontrado.
Uno: Los jesuitas expulsan al conocido sacerdote Rupnik tras acusaciones de abusos a mujeres.
Dos: Resta importancia a las acusaciones de casi 40 religiosas contra el ex jesuita Rupnik, la Diócesis de Roma.
Tres-a: El Papa Francisco se reúne con una cercana colaboradora de Rupnik.
Tres-b: Francisco recibe a la principal seguidora y defensora de Marko Rupnik.
Cuatro: Las víctimas de Rupnik denuncian el intento del Vaticano de blanquear al ex jesuita.
Cinco: Caso Rupnik. Las víctimas se escandalizan y los analistas se preguntan si el Papa está protegiendo al jesuita expulsado por abuso sexual.
Seis: El ‘caso Rupnik’ o el fracaso de la ‘tolerancia cero’ del Papa Francisco.
Hasta aquí un resumen de lo que he podido encontrar sobre este caso. Veremos como evoluciona.
Qué no, que la amnistía no va a romper España
Leo a un montón de columnistas de derechas decir que la concesión de la amnistía a los secesionistas catalanes
va a romper España. Una cosa es estar en contra
de la amnistía, por razones jurídicas (la Constitución la prohíbe implícitamente) y políticas (significa decir que no hicieron nada malo), y otra exagerar el tema hasta afirmar que se va a llevar a España por delante.
Porque nos cuentan que si se produce la amnistía, entonces podrán volver a hacer lo mismo y el Estado, al afirmar que antes no delinquieron, no podrá actuar. ¿Cómo que no? El artículo 155 de la Constitución sigue ahí. Y el Código Penal. Y la Policía y la Guardia Civil. Y, ojo, las Fuerzas Armadas. Y el estado de excepción. Y el de sitio, que es muchísimo más duro.
Así que no nos vengan con catastrofismos que están muy lejos de producirse. El Estado tiene recursos más que suficientes para parar a unos pocos bocazas que, ya se ha demostrado, a la más mínima amenaza salen corriendo de los despachos e incluso en algunos casos salen corriendo del país.
Lo anterior no quita para estar en contra de la amnistía. Pero no porque vaya a hacer desaparecer España, sino simplemente porque está mal, muy mal.
va a romper España. Una cosa es estar en contra
de la amnistía, por razones jurídicas (la Constitución la prohíbe implícitamente) y políticas (significa decir que no hicieron nada malo), y otra exagerar el tema hasta afirmar que se va a llevar a España por delante.
Porque nos cuentan que si se produce la amnistía, entonces podrán volver a hacer lo mismo y el Estado, al afirmar que antes no delinquieron, no podrá actuar. ¿Cómo que no? El artículo 155 de la Constitución sigue ahí. Y el Código Penal. Y la Policía y la Guardia Civil. Y, ojo, las Fuerzas Armadas. Y el estado de excepción. Y el de sitio, que es muchísimo más duro.
Así que no nos vengan con catastrofismos que están muy lejos de producirse. El Estado tiene recursos más que suficientes para parar a unos pocos bocazas que, ya se ha demostrado, a la más mínima amenaza salen corriendo de los despachos e incluso en algunos casos salen corriendo del país.
Lo anterior no quita para estar en contra de la amnistía. Pero no porque vaya a hacer desaparecer España, sino simplemente porque está mal, muy mal.
Me cansa la prensa de derechas (y la de izquierdas)
Digo que me cansa la prensa de derechas porque es la que suele leer. A veces le echo un vistazo a la de izquierdas, pero últimamente poco, la verdad. Y digo que me cansa porque resaltan ante mis ojos, como si estuvieran escritas en color rojo, esas opiniones desde los titulares de las noticias. El otro día vi uno (otro más) e iba a escribir sobre el tema, por lo que la puse en mis favoritos, pero finalmente desistí.
Pero es que ayer, con lo de la investidura de Feijóo, fueron uno tras otro. Aquí van unos ejemplos.
Los únicos de los que he leído, en honor a la verdad, que no se posicionan ya desde los titulares son El Independiente y El Confidencial.
Se decía que un buen periodista nunca debía mezclar información y opinión. Antiguamente lo hacían intentando disimular un poco. Pero hoy en día ya lo hacen con todo el descaro del mundo. Lo dicho, me cansa esta prensa de derechas (y de izquierdas) donde o los redactores son mediocres o toman a los lectores por tontos (probablemente ocurran ambas cosas, que toman a los lectores por tontos porque son mediocres).
Con estos mimbres no me extraña que los periódicos estén hundidos económicamente, a expensas de que los mantengan los partidos políticos y los bancos, partidos y bancos a los que apoyan fielmente desde sus páginas, porque son los que les dan de comer.
¿Y la independencia periodística y la búsqueda de la verdad para publicarla? Bien, gracias.
Pero es que ayer, con lo de la investidura de Feijóo, fueron uno tras otro. Aquí van unos ejemplos.
Los únicos de los que he leído, en honor a la verdad, que no se posicionan ya desde los titulares son El Independiente y El Confidencial.
Se decía que un buen periodista nunca debía mezclar información y opinión. Antiguamente lo hacían intentando disimular un poco. Pero hoy en día ya lo hacen con todo el descaro del mundo. Lo dicho, me cansa esta prensa de derechas (y de izquierdas) donde o los redactores son mediocres o toman a los lectores por tontos (probablemente ocurran ambas cosas, que toman a los lectores por tontos porque son mediocres).
Con estos mimbres no me extraña que los periódicos estén hundidos económicamente, a expensas de que los mantengan los partidos políticos y los bancos, partidos y bancos a los que apoyan fielmente desde sus páginas, porque son los que les dan de comer.
¿Y la independencia periodística y la búsqueda de la verdad para publicarla? Bien, gracias.
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