lunes, 10 de enero de 2022

El Gobierno que España necesita (y no, no es el de PP+Vox)

Desde que llegó la democracia a España el apoyo de los partidos nacionalistas al partido mayoritario para
gobernar ha tenido un costo, económico y político, que poco a poco ha ido creciendo en cantidad y calidad. Hasta llegar al punto en el que está hoy, en el cual el PSOE de Pedro Sánchez se apoya sin rubor alguno en, entre otros, asesinos terroristas y delincuentes separatistas para permanecer en el Gobierno.

Lo anterior no se puede entender por cualquiera que tenga un mínimo de sentido común (algo de lo que, a la vista de los hechos, parece que carecen muchos en España). Y, de no pararse, el coste que tendrá a medio plazo sera simplemente inasumible y de consecuencias, políticas y, lo que es peor, sociales (algo ya se está viendo en Cataluña) que pueden ser debastadoras.

¿Y cuál es la solución? No sería, como anuncié en el título, un Gobierno formado por PP y Vox. Sería mejor que lo que hay, sin duda, pero la oposición brutal del PSOE para recuperar el poder lo antes posible haría que no tomase medidas necesarias y que otras que sí llevase a la práctica tuviesen una fuerte contestación en las calles.

¿Y entónces? Solo hay una solución. Un Gobierno de coalición entre el PP y el PSOE. Pero no para estar en el poder y repartírselo, sino para llevar a cabo una agenda política que quitara a los nacionalistas el inmerecido poder que tienen ahora. Y lo deberían hacer a través de tres puntos clave.

En primer lugar tendrían que llevar a cabo una política de mano blanda, por decirlo de algún modo, pidiendo a los nacionalistas que respeten la Constitución en todos sus términos y tratando de llegar de común acuerdo con ellos a un definitivo cierre de las competencias autonómicas.

No creo que lo anterior diera resultado, así que muy probablemente habría que pasar a la segunda fase, la de mano dura. Obligar a los nacionalistas a respetar la Constitución. Punto. A cada incumplimiento, aplicación del artículo 155 de la Constitución.

¿Muy duro? Estoy seguro de que no. En España se han endurecido las leyes para acabar con el terrorismo callejero y no ha pasado nada. En España se han ilegalizado partidos políticos terroristas y no ha pasado nada. En España se ha aplicado el artículo 155 de la Constitución y no ha pasado nada. En España se ha enjuiciado, condenado y encercelado a delincuentes separatistas y no ha pasado nada. Así que en España por imponer una política de mano dura para que los nacionalistas cumplieran la ley no pasaría nada. Absolutamente nada.

Seamos claros y sinceros, a fuer de que eso haga que no podamos ser políticamente correctos. Esto es una realidad:



Y lo demás son zarandajas. Mientras los nacionalistas no tengan la fuerza, ni por sí mismos ni por sus aliados, para llevar a la práctica esa sececión el Gobierno español podrá hacer lo que sea, dentro de la ley, contra ellos. Y esto debería ser asumido por la persona que ocupe La Moncloa. Si tiene los aliados políticos necesarios, claro está.

Y lo anterior nos lleva a la tercera etapa. En la misma ese Gobierno de coalición pepero-socialista debería impulsar la reforma de la Constitución. En todos los aspector que sean necesarios, pero muy especialmente en el relativo a las autonomías, para, si no se pueden eliminar (que parece difícil, probablemente imposible), al menos cerrar el techo compentencial a todas por igual (excepto aquellas que, por imposibilidad para ejercerlas, no quisieran determinadas competencias), para que los nacionalistas entendieran que lo que hay es lo que hay y no va a haber más.

Lo anterior debería ser llevado a la práctica por dos líderes, pepero y socialista, que fueran verdaderamente hombres de Estado. Igual da el que estuviera en Moncloa.

Pero mucho me temo que será imposible mientras Sánchez esté al frente del PSOE, por la forma en la que llego a ser Presidente (moción de censura contra Rajoy) y por su personalidad, que le convierte en alguien poco de fiar. Tampoco creo que se pueda con un Casado en la Presidencia, porque el PSOE no querrá apoyar a quien le ha declarado la guerra para llegar al poder.

Ahora bien, con Sánchez y Casado fuera de la política española, y con dos, repito, líderes que fueran verdaderamente hombres de Estado el anterior plan podría perfectamente llevarse a la práctica. Y, es más, no creo que les reportase al PP y al PSOE grandes pérdidas electorales, porque los votantes españoles entenderían y compartirían las razones del pacto. Porque la ciudadanía en general está hasta las narices de que el Estado, por culpa de gobierno débiles, ceda continuamente a las injustas exigencias nacionalistas. Así que es posible que incluso PP y PSOE crecieran en votos, a expensas de Vox y Podemos, lo que sería muy saludable para la política española.

¿Política-ficción? Muy probablemente. Por desgracia.

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