viernes, 16 de mayo de 2025

No se puede ganar una liga jugando mal y contra catorce

En mis tiempos jóvenes (hace muuuuuuuuuucho tiempo) se decía que es imposible ganar contra doce, es decir, once jugadores buenos y un árbitro malo. El Real Madrid en la temporada futbolística que finaliza (y que ayer se llevó el Barcelona) se ha tenido que enfrentar no contra doce, sino contra catorce, porque en muchos partidos a los jugadores y el árbitro había que añadir el VAR (recuerdo un partido en el que Carlo Ancelotti le preguntó al árbitro si solo existía el VAR para el área madridista -y le sacó tarjeta amarilla-). Y, por si eso fuera poco, el Gobierno se ha dedicado a favorecer al Barcelona dejándole gastar más dinero de lo permitido en fichajes.

Es posible que el campeón liguero de esta temporada estaba decidido desde antes que comenzara la competición. O puede ser también que los árbitros simplemente ante cualquier jugada dudosa, independientemente del rival, pitaron a favor del Barcelona y contra el Real Madrid. No lo sé.

Ciertamente el Real Madrid ha jugado mal; en algunos casos incluso muy mal. Pero aún así en un momento dado, no hace mucho tiempo, estaba el primero con siete puntos de ventaja sobre el segundo, el Barcelona, y se hablaba de que el equipo blanco tenía media liga en el bolsillo. Y cuatro o cinco jornadas después era el Barcelona el que, tras varios arbitrajes altamente cuestionables, le sacaba al Real Madrid tres puntos. Diez puntos en, repito, cuatro o cinco jornadas. Después que aquello el Real Madrid ciertamente no ha levantado cabeza.

Si el Real Madrid hubiera jugado al nivel que se esperaba de él, tal vez hubiera ganado la liga. Tal vez. Porque incluso así hubiera tenido que enfrentarse a catorce. Pero lo que es seguro es que si hubiera jugado en igualdad de condiciones, el equipo blanco, aún sin estar en su mejor momento, hubiera quedado campeón.

La competición liguera 2024-25 ha sido un enfrentamiento totalmente adulterado. Y no sé si habrá solución para la próxima campaña. Una solución que tal vez únicamente llegue cuando se cree una superliga europea en la que sean los clubes los que tomen las decisiones. Hasta ese momento solamente nos queda padecer este mangoneo liguero nacional.

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