lunes, 10 de noviembre de 2008

La dictadura interna de los partidos

A mi compañero de asociación ciudadana Lino la verdad es que es un lujo leerle cada vez que escribe por aquí. Y si no lean:

Ya se había discutido, pero parece que no está claro: si hay un partido de fondo, cada uno elige relacionarse con el de la forma que desea, pero es el partido es que decide la ideología. Si pasas a formar parte de su cúpula, entonces podrás hacer algo.

Parece que no nos enteramos del todo, un partido es una organización fundamentalmente jerárquica, similar a una empresa, en donde la democracia no tiene nada que ver ni se tiene en cuenta, independientemente del programa ideológico.


Así es la cosa en los partidos políticos en España, la democracia no tiene nada que ver ni se tiene en cuenta, o sea, una dictadura interna. Gracias, Lino.

3 comentarios:

  1. El mundo que imaginó Orwell está empezando a ser real.
    No entiendo cómo la gente no se escandaliza y se repugna cuando dicen por la tele: "El PSOE opina", "El PP dice..." ¡Hablan de ellos como si fueran personas! De hecho, cuando hay que votar algo, es prácticamente un acontecimiento nacional que un diputado no vote lo mismo que todos los demás de su partido. O que no opine lo mismo que sus colegas.
    Los partidos se rigen por el pensamiento único y, efectivamente, a nivel interno, funcionan exactamente igual que una S.A.
    Un saludo.

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  2. 'Así es la cosa en los partidos políticos en España, la democracia no tiene nada que ver ni se tiene en cuenta, o sea, una dictadura interna'

    ¿Hablas del congreso de Mariano?

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  3. Hola José. Siento no haberme pasado por aquí antes a darte las gracias por la cita. Lo cierto es que el resto de compañeros de frustraciones democráticas y tu, sois un grupo humano verdaderamente excepcional.

    Creo que la existencia de los partidos solo tiene sentido como forma de articular la necesaria financiación de las campañas políticas. No como forma de someter a las personas a un liderazgo, sea elegido en un congreso o de la forma que sea, ni mucho menos para servir de barrera al derecho de libertad política de los ciudadanos.

    Hay muchas formas de solucionar esto, es necesario un debate racional no ideológico para que los partidos ocupen un plano secundario, y se prime la representación democrática. Una cosa son las afinidades ideológicas, y otra la exclusión, la imposición y la selección de los representantes para servir a un líder, que acaba creyéndose el portador de La Verdad.

    Saludos.

    PD: ¡por Dios, Ruby! ¿la de la foto eses tu?...

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