Todos pensábamos que la invasión de Ucrania por parte de Rusia iba a ser un paseo militar (y nunca mejor de dicho) de dos o tres días, una semana como máximo. Pero no. Cuando nos encaminamos a los dos meses de guerra no solamente el ejército ruso no ha conseguido sus objetivos, sino que se ha visto obligado a retirarse del norte para concentrarse primero en el este y, una vez conseguido ese objetivo (si lo consigue), en el sur.
Lo que demuestra ello es que el ejército ruso es una auténtica basura. Sin mandos intermedios y con una disciplina manifiestamente mejorable (por ser suave) se está convirtiendo en el hazmerreír militar del mundo. Sus soldados, impotentes ante el enemigo militar, liberan su frustración asesinando civiles y mascotas. Su cúpula, ante derrotas tan sonadas como el hundimiento del buque insignia ruso Moskva, no pueden hacer más que bombardear zonas civiles. Al mismo Putin parece que solo le quedan la frustracción, la amenaza y tal vez la locura nuclear.
En eso se ha convertido en ejército ruso, en una pandilla de incompetentes y asesinos.
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