Dejó escrito Carlo M. Cipolla (pronúnciese Cipola) que "personas
que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado se revelan después, de repente, inequívoca e irremediablemente estúpidas", que estúpidos hay en todas partes, independientemente de su educación, empleo, posición social, nivel económico, etc. y que "una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio". Esto último es muy interesante, porque Cipolla dice que el malvado es quien obtiene ganancia para sí a costa de perjudicar a los demás, el incauto es aquel que produce ganancias a los demás al precio de perjudicarse a sí mismo e inteligente es aquella persona cuyas acciones producen beneficios tanto para sí misma como para los demás. Pero estúpido es aquel, como mencionamos anteriormente, cuyas acciones producen daño a los demás sin que él obtenga beneficio alguno, e incluso en determinadas ocasiones dañándose también a sí mismo.
Este es el caso de Feijóo con las reuniones de sus enviados con los enviados de Puigdemont. Desde el primer momento era completamente evidente la total imposibilidad de que Vox y Junts apoyasen al mismo tiempo la investidura de Feijóo. Igualmente se podía ver a las claras que, en el imposible caso de producirse, el apoyo de unos indeseables como los golpistas catalanes sería visto como una traición por los votantes peperos. A lo que cabe añadir que hacer depender la legislatura completa de unos elementos así, a los que había que conjugar con Vox, era algo que iba a ser en la práctica de todo punto inviable. Todo eso lo podía ver cualquiera. Menos Feijóo.
En los dos últimos días, en los artículos que he enlazado, le he dedicado al gallego adjetivos de todos tipo, menos bonito. Aficionadillo, torpe, inútil, estúpido, incompetente e idiota, imbécil, nuevamente estúpido y finalmente inepto. Y me reafirmo en cada uno de ellos. Pedro Sánchez es, sin duda, un ser malvado, porque continuamente comete actos que dañan a los demás en provecho propio. Pero es que Feijóo cae de lleno en ser un auténtico estúpido, porque lo de reunirse con los de Puigdemont estaba a todas luces claro que iba a terminar mal, muy mal, siendo las consecuencias un daño para los españoles (que desconfiarían de Feijóo por tamaña estupidez e incongruencia) y, por lo tanto, también para él mismo. Aunque, claro, también se le puede calificar a Feijóo en pequeño grado de incauto. Porque ciertamente sus acciones tienen un claro beneficiario. Pedro Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.