Las elecciones autonómicas gallegas tocaban en julio, pero el actual Presidente y candidato del PP, Alfonso Rueda, las adelantó al 18 de febrero en la seguridad de que las negociaciones de Pedro Sánchez con los independentistas catalanes de Junts para amnistiar al fugado Puigdemont otorgarían a los peperos una cómoda mayoría absoluta.
Esa supuesta cómoda mayoría absoluta empezó a dejar de ser cómoda desde bastante antes del comienzo de la campaña electoral, con unas encuestas que, en el mejor de los casos, le daban al PP un par de escaños por encima de la mayoría absoluta. Evidentemente Rueda no tenía el tirón de Feijóo. Pero las cosas se han complicado sobremanera en la última semana, con unas declaraciones del líder nacional pepero en las que nos dejaba saber que por iniciativa suya representantes del PP se reunieron con representantes de Junts para estudiar las posibilidades de que este partido independentista catalán, que intentó secesionar a Cataluña de España ilegalmente y cuyo líder es un prófugo de la Justicia española, apoyara la investidura de Feijóo como Presidente de Gobierno. Y, por si lo anterior fuera poco, dejaba caer que podría existir la posibilidad de que él indultara a Puigdemont bajo determinadas condiciones. Nada más y nada menos. Una estupidez en toda regla.
Lo anterior ha dado un auténtico balón de oxígeno a sus rivales políticos de cara a las urnas que se abrirán, recordemos, en menos de 48 horas, tanto a izquierda (PSOE), extrema izquierda independentista (BNG), como extrema derecha (Vox). Ninguno de ellos se imaginaba este regalo pepero en la recta final, un auténtico gol en propia puerta. Vamos, que la estupidez de Feijóo le puede costar al PP el Gobierno de Galicia. Lo que podría conllevar que su liderazgo, que quedó tocado después de la derrota en las generales, fuera puesto en cuestión de forma abierta. Veremos lo que ocurre dentro de dos días.
Por cierto, que la negativa a dar la cara y debatir de Rueda ahora, dando por sentada una victoria que no quiere arriesgar, me recuerda que Feijóo hizo exactamente lo mismo antes de las generales. Y ya vimos el resultado. No digo que se va a repetir la amarga victoria pepera de ganar y no poder gobernar. Pero es posible. Lo dicho, en dos días llegará la hora de la verdad, sin más historias.
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