martes, 22 de marzo de 2005

"Palabras de una mujer libanesa"

Ayer no pude conectarme a internet. Pero aquí estoy, de vuelta.

El texto que sigue en sencillamente impresionante.

Gracias a El Halcón Liberal. Gracias a Es-Israel. Muchas gracias.

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Me siento honrada y con orgullo de estar aquí hoy ante ustedes, una libanesa que habla a favor de Israel, la única democracia de Medio Oriente.
Como alguien que fue criada en un país árabe, quiero darles una ojeada en el corazón del mundo árabe.

Crecí en el Líbano, donde aprendí que los judíos son la maldad, Israel el demonio, y el único momento en que tendremos paz en el Medio Oriente será cuando matemos a todos los judíos, y los arrojemos al mar.

Cuando los musulmanes y palestinos declararon la Jihad sobre los cristianos (libaneses) en 1975, comenzaron a masacrar cristianos en una ciudad tras otra.
Terminé viviendo en un refugio antibombas subterráneo desde los diez hasta los diecisiete años, sin electricidad, comiendo hierbas y arrastrándonos bajo las balas para conseguir agua.

Israel vino en ayuda de los cristianos en el Líbano. Mi madre fue herida por una bala musulmana, y fue llevada a un hospital israelí para su tratamiento. Cuando entramos a la sala de emergencia, me chocó lo que vi allí. Había cientos de heridos, musulmanes, cristianos libaneses y soldados israelíes tendidos en el suelo. Los médicos atendían a cada uno según sus heridas. Ellos atendieron a mi madre antes que al soldado israelí que estaba tendido a su lado. No vieron religión, ni afiliación política, vieron gente en necesidad, y ayudaron. Por primera vez en mi vida pude observar la calidad humana (que yo sé por cierto) mi cultura no habría mostrado a su enemigo. Experimenté el valor moral de los israelíes, que eran capaces de amar al enemigo aun en sus momentos más críticos.

Pasé 22 días en el hospital, días que cambiaron mi vida y la manera en que creía en la información recibida, la forma en que escuchaba la radio y la televisión. Me di cuenta que mi gobierno me había vendido una mentira fabricada acerca de los judíos e Israel, muy alejada de la realidad. Sabía por cierto que si fuese un judío en un hospital árabe, habría sido linchada y tirada afuera, mientras gritos jubilosos de Allahu Akbar ("D'os" es grande), se estarían escuchando a través del hospital y las calles adyacentes.

Hice amistad con familiares de los soldados israelíes heridos, una en particular, Rina, cuyo único hijo, un joven de 19 años, había sido herido en los ojos. Un día estaba yo con Rina cuando llegó una banda del ejército a tocar música para levantar el ánimo de los soldados heridos. Mientras rodeaban la cama del hijo de Rina tocando una canción sobre Jerusalén, Rina y yo comenzamos a llorar. Me sentí fuera de lugar y comencé a retirarme, y entonces Rina me tomó de la mano y me acercó de nuevo sin siquiera mirarme. Me sostuvo llorando y me dijo: "No es tu culpa". Y nos quedamos allí, las dos paradas, tomadas de las manos y llorando. ¡Qué contraste entre ella, una madre cuidando a su hijo único, deformado, y aún capaz de amarme a mí, su enemiga, y una madre musulmana, que envía a su hijo a explotarse en pedazos con tal de matar a algunos judíos o cristianos!

La diferencia entre el mundo árabe e Israel es la diferencia en valores y carácter. Es barbarie versus civilización. Es democracia versus dictadura. Es bondad versus maldad. Una vez, había un lugar especial en las profundidades del infierno para aquéllos que matan intencionalmente a niños. Ahora, el asesinato intencional de niños israelíes está legitimizado como "conflicto armado palestino".

Sin embargo, una vez que este comportamiento está legitimizado contra Israel, queda legitimizado para cualquier parte del mundo, constreñido por nada más que la creencia subjetiva de gente que se envuelve a sí misma en dinamita y clavos con el propósito de matar niños en el nombre de "D'os".

Porque los palestinos han sido llevados a creer que el asesinato de israelíes es una táctica legítima para lograr sus fines, el mundo entero sufre ahora la plaga del terrorismo, desde Nairobi a Nueva York, desde Moscú a Madrid, desde Bali a Beslan.

Justifican a los suicidas-bombas por la "desesperación por la ocupación". Permítanme decirles la verdad: El mayor acto de terrorismo suicida cometido por árabes contra el estado judío ocurrió diez semanas antes de que Israel declarara su independencia. El domingo 22 de febrero de 1948, adelantándose a la declaración de la Independencia de Israel, un camión bomba fue detonado en la calle Ben Yehuda, en lo que era entonces la sección judía de Jerusalén. Cincuenta y cuatro personas fueron asesinadas, y cientos, heridas. Por lo tanto, es obvio que el terrorismo árabe no es causado por la "desesperación por la ocupación", sino por la SOLA IDEA de un estado judío.
Tantas veces en la historia de los últimos cien años, los ciudadanos fueron testigos, pero nada hicieron, permitiendo a la maldad prevalecer.

Así como América enfrentó y venció al comunismo, es ahora tiempo de enfrentar y luchar contra el terror del fanatismo religioso y la intolerancia. Es tiempo de defender al Estado de Israel, que está en la primera línea del frente en la guerra contra el terrorismo.

* Se puede escuchar las palabras de Brigitte Gabriel en esta dirección, creanme , vale la pena: www.phyllis-chesler.com/db_video.html

La Página Web de Naomi Ragen es: www.NaomiRagen.com

1 comentario:

  1. Estremecedoras palabras... por suerte, en este medio no caben clasificaciones sobre noticias "políticamente correctas" o "incorrectas", pues de otro modo, esto no podría haber salido (como no creo que salga en ningún medio del stablishment). Enfín... espero que algún día se les reconozca por parte de todos, a los judíos el derecho a tener un Estado propio, unas fronteras estables, y, sobre todo, el derecho a vivir en paz. El mismo desconocimiento hacia lo que significa literalmente SIONISMO, tergiversando su significado, escorándolo hacia la maldad, y trocando, pero en inverso sentido la palabra ISLAMISMO, por toda las "sociedades bienpensantes" da una idea de lo penoso, que puede llegar a ser ese proceso.
    Saludos, José.

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