Yo, qué queréis que os diga, la verdad es que no me fío de este hombre. Ayer le aticé a gusto (uno y dos), así que no me repetiré.
Estoy seguro de que Pedro Sánchez va a decretar el estado de alarma porque los asesores (con especial importancia de Iván Redondo) le han dicho que no queda más remedio, debido al avance del coronavirus y, sobre todo, a la subida de casos que se puede experimentar en los próximos días, que será cuando aparezcan los que fueron contagiados en las manifestaciones del 8-M (las cuales cada vez está más claro que fue una auténtica negligencia no prohibirlas).
Eso, sumado a que Pablo Casado ya estaba empezando a atacar (aunque no mucho, pero algo es algo) provocó que ayer anunciara que hoy va a decretar el estado de alarma. Otra patada al balón hacia adelante (como lo del plan de choque), que le permitió ganar alrededor de 24 horas.
Hoy llegará la hora de la verdad, cuando, después del Consejo de Ministros, anuncie las medidas efectivas basadas en el estado de alarma. Ojalá abandone esa posición que mencioné ayer de Presidente guai del buen rollito y se atreva a tomar medidas que frenen el contagio, aunque algunas resulten impopulares.
Mañana os cuento mi opinión sobre ello. Mientras tanto os dejo programados algunos textos sobre el coronavirus que he encontrado interesantes.
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