Ayer fue un día monotemático en este blog, que dediqué a poner enlaces sobre el gravísimo tema del acoso al que el nacionalismo catalán está sometiendo a un niño de cinco años y su familia (uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece y catorce -incluidos uno de hace dos días y otros dos de hoy-).
¿Y cuál ha sido el hecho tan terrible que ha cometido esa familia para sufrir ese acoso? Pues solo uno. Acudir a la Justicia y que la Justicia le haya dado la razón. Lo anterior demuestra que en Cataluña el Estado de Derecho ha muerto en lo que se refiere a los nacionalistas. No se puede acudir a los tribunales contra ellos. Y lo que impera es simple y llanamente la ley del más fuerte. Todo ello animado por el Gobierno autonómico, que incumple y alienta a que se incumplan las leyes y resoluciones que van en contra del nacionalismo. Y, lo más grave de todo, permitido por el Gobierno central, que pone por delante una cuestión política (el apoyo de ERC para seguir en el poder) a una cuestión de derechos humanos (la libertad de acudir a la Justicia sin tener que ser castigado por ello, castigo que incluye a un niño de cinco años). Así de simple, así de duro.
¿Recuerdan aquello de la revolución de las sonrisas? Poco duró, porque rápidamente llegó el terrorismo callejero. Y ahora esto, el brutal acoso a una familia por acudir a la Justicia, incluido un niño de cinco años. Es la verdadera del nacionalismo, el catalán en este caso, pero de todo nacionalismo en general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.