Sí, ocho años ha, con una dirección socialista mucho menos radical que la actual, el PSOE registró
en el Congreso una proposición no de ley que insta al Gobierno a... “proceder de inmediato a la denuncia de los acuerdos entre España y la Santa Sede”. La razón era nada más y nada menos que “ha llegado el momento de poner fin a un sistema de relaciones con la Iglesia que [...] se ha convertido en un límite a la libre acción del sistema democrático”.
¿Cuántas posibilidades tenía la iniciativa de salir adelante? Ninguna, porque en el Gobierno había un PP con mayoría absoluta. Vamos, un auténtico brindis al sol. ¿O no? Pues parecía que no. Porque si finalmente la iniciativa no es aprobada (lo cual es más que probable porque el PP tiene mayoría absoluta), esa revisión de las relaciones con la Iglesia será “un compromiso del programa de Gobierno del PSOE” para el futuro.
Terminaba yo mi texto de entonces con estas palabras:
Y eso me lleva a hacerme otra pregunta: ¿Lo harán cuando lleguen al Gobierno de nuevo? Ojalá, pero tengo muchas dudas. Con la Iglesia (Católica) hemos topado, amigo Sancho. Y me temo que seguiremos topando en el futuro. Quiero equivocarme.
Y no, no me equivoqué. Hoy en La Moncloa se asienta desde hace dos años menos un mes un Gobierno extremista socialista-comunista, con un presidente al frente que se declara ateo. Pero un Gobierno que sigue asumiendo ese “límite a la libre acción del sistema democrático” del que hablaban los mismos socialistas hace ocho años, cuando, eso sí, estaban en la oposición. Un Gobierno del que su único miembro que ha tenido narices para tocar, aunque sea solo de refilón, a la Iglesia Católica ha sido la ministra podemista Ione Belarra... algo que, por cierto, molestó mucho a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
Y uno no puede hacer sino sentir una cosa: asco.
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