Putin lanza un 'blitz' sobre el centro de Kiev con misiles balísticos y centenares de drones que deja 15 muertos y sitúa en el blanco "deliberadamente' a la delegación de la UE
El ejército ruso no consiguió alcanzar ningún blanco militar en la ciudad pero sí logró sus objetivos: administrar otra venenosa dosis de terror sobre la población civil. Cuatro de las víctimas son niños.
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El ejército ruso no consiguió alcanzar ningún blanco militar en la ciudad de Kiev, pero sí logró sus objetivos: administrar otra venenosa dosis de terror sobre la población civil. Y son cada vez mayores. Vladimir Putin, que dirige la guerra personalmente, lanzó un blitz sangriento sobre la capital de Ucrania y algunas de sus ciudades. Cuando el humo de los misiles se disipó, los servicios de rescate contaron 15 muertos, cuatro de ellos niños, y decenas de heridos.
Un total de 563 drones Shahed, un misil de crucero X-47, siete misiles balísticos Iskander y KN23, procedentes de Corea del Norte, y 18 proyectiles X-101 surcaron los cielos de Ucrania desde territorio ruso. Aunque muchos fueron derribados en vuelo, 629 blancos aéreos son demasiados para cualquier sistema antiaéreo, una estrategia de saturación de las defensas que tiene por desgracia cierto sentido. Ahora Moscú fabrica 500 drones Shahed cada 24 horas. El objetivo es facturar 1.000 a finales de año, para que los ataques sean cada vez más mortíferos. Es un arma mortalmente barata (20.000 euros) pero letal, que emite un sonido de motor que se escucha en toda la ciudad y que provoca el terror en la gente que trata de dormir.
"Rusia prefiere la balística a la mesa de negociaciones. Elige seguir matando en lugar de poner fin a la guerra. Y definitivamente es hora de imponer nuevas y duras sanciones contra Rusia por todo lo que está haciendo", clamó el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. El alcalde de Kiev, el ex campeón del mundo de boxeo Vitali Klitschkó, aseguró que hay unos 50 heridos, de los que 40 han sido hospitalizados. Los ataques han dañado edificios de viviendas en varios distritos de la capital, además de un centro comercial, una guardería, así como en las oficinas del periódico Ukrainska Pravda. También alcanzaron con un dron Shahed un tren de pasajeros tipo Intercity que cubría la ruta Kiev-Járkiv.
En el ataque también iba destinado "deliberadamente" contra delegación de la Unión Europea en Kiev, según ha denunciado el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que se declaró "horrorizado" ante la nueva oleada de atentados y aseguró que "la UE no se intimidará. La agresión rusa sólo refuerza nuestra resolución por estar del lado de Ucrania y su gente". El edificio de la UE quedó reventado por el impacto de un misil. Rusia tiene muchos misiles de la era soviética con muy baja precisión, pero no es el caso del Iskander. Si cayó en ese edificio diplomático, es que ese era el objetivo del Kremlin.
Estrategia
Otros misiles cayeron en edificios residenciales, algo que sucede a diario. ¿Realmente es eficiente para Rusia usar misiles de millones de dólares en atacar objetivos sin valor estratégico? Debe serlo bajo su mentalidad de castigo, porque lo practican desde el inicio de la invasión. La táctica ucraniana, que ha puesto su objetivo en la economía de guerra de Rusia, destruye refinerías y fábricas de armas, pero Rusia ha puesto su punto de mira en la gente. Aún más inútil parece otro ataque con misiles registrado anoche sobre la ciudad muerta de Pripyat, a tan sólo tres kilómetros de la central nuclear de Chernóbil. Según algunos canales ucranianos, tres proyectiles cayeron sobre la población, evacuada por completo en 1986 tras el accidente atómico en su reactor 4.
Por su parte, Ucrania alcanzó dos refinerías más: la de Samara, a más de 1.000 kilómetros de Ucrania, y la de Afipsky, a 380 kilómetros, lo que agrava la crisis de carburante que ya empiezan a sufrir algunas regiones rusas. No hay sanción más efectiva que los drones Liuty de Ucrania.
Ante el fracaso de Vladimir Putin en el frente, donde la ofensiva de verano ha fracasado de nuevo en la toma de sus objetivos de mínimos (Pokrovsk, Kupiansk, Konstiantinivka...), llega siempre la venganza a larga distancia. Es un patrón que se repite desde los primeros días de la invasión. Ahora tiene además a un presidente de EEUU al que le interesa más su relación con el Kremlin que el destino de los ucranianos.
Pero algo sí ha cambiado en los últimos meses. Antes se responsabilizaba de la matanza a Moscú, pero ahora se mira también a la Casa Blanca. El movimiento de Trump ha blanqueado a un dirigente en busca y captura por crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional. Con su actitud sumisa, dejándose masajear hábilmente por el autócrata, Trump ha conseguido que Rusia haya doblado el número de ataques nocturnos a las ciudades ucranianas de la era Biden, que Trump asegura que era el presidente débil.
Vladimir Putin, el hombre que quiere la paz según dice el presidente de EEUU, Donald Trump, sigue dando muestras tangibles de lo contrario. En Ucrania nadie confiaba en él, pero ahora ya tampoco Trump, empeñado en una negociación que rechaza cada semana, resulta creíble. El Kremlin tiene tomada la medida al rubio magnate, que parece engatusado por el autócrata ruso, del que presume en cada ocasión de tener una relación estrecha. Se vio en la alfombra roja de Alaska, donde Trump recibió a Putin con aplausos. Es exactamente el respaldo que necesita Putin para poner su alfombra roja de sangre sobre las ciudades de Ucrania.
Putin se siente impune con un apaciguador Trump, pero también con una Europa inoperante cuyo edificio en Kiev ha saltado por los aires. Todos los esfuerzos de sus líderes parecen funcionar durante unos días, cuando Donald Trump amenaza a Rusia con sanciones. Pero basta que vuelva a hablar con el ruso por el teléfono rojo para volver al eterno ultimátum de dos semanas que jamás se cumple. Llevamos siete ya desde febrero sin que el Kremlin haya recibido algún tipo de consecuencia en forma de sanción o arancel, cosa que sí hemos sufrido todos sus viejos aliados. Ayer Emmanuel Macron (Francia), Friedrich Merz (Alemania) y Donald Tusk (Polonia) ofrecieron en Moldavia discursos sobre la libertad y su compromiso con las naciones agredidas por Rusia.
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