martes, 15 de abril de 2008

El rey y la función antidemocrática

Cuando anoche me topé con este excelente artículo en el blog de Federico Jiménez Losantos tuve que leerlo dos veces para asimilar parte de su contenido. Y es que lo que leía me parecía tan surrealista, tan fuera de la legalidad democrática, que me daba la impresión de que no podía ser verdad.

Losantos, con un estilo impecable para que nadie pueda acusarle en un tribunal, ¿deja caer la intervención del rey en, además de determinantes aspectos de la política interna del pasado, el actual y sorprendente ascenso de Gallardón en el PP? (yo también pongo las interrogaciones por si acaso).

Si eso fuera así sería gravísimo. Estaríamos hablando de un país, España, en el que en el pasado la libertad del Presidente del Ejecutivo (Aznar) para decidir lo que hacer quedó totalmente limitada por la imposición del rey. Pero, es más, estaríamos hablando en el presente de que la inexistente democracia interna en los partidos políticos queda no ya en manos de los dirigentes, algo que todos sabíamos, sino que ahora nos encontraríamos con que el rey mete mano y mangonea en el PP.

El tema es sumamente serio. Si la cosa no es así, pues nada, las fuentes de Losantos le han fallado, y él ha publicado una falsedad. Pero no lo creo. Si Losantos ha escrito lo que ha escrito, es porque le consta la veracidad del hecho. ¿Y entonces? En algún comentario al texto de Losantos se dice que Rajoy debería hacer público en el Parlamento el asunto. No es tan fácil. Si el rey le ha hecho llegar esa orden a Rajoy, no lo habrá hecho personalmente, sino a través de los típicos correveidiles que le sirven para cubrirse las espaldas.

Lo que en cualquier caso está muy claro para mí es que lo que vivimos en España cada vez se parece menos a una democracia. Todo es un enorme teatro donde unos montan una función, los de arriba (políticos, rey incluido), para que la vean los que están sentados (los ciudadanos), con el agravante de que el espectáculo está diseñado para que éstos últimos piensen que no es una obra teatral, sino la realidad, es decir, para que sean engañados.

Y ahora con la participación en el drama, como director desde detrás de las cortinas, de ese sujeto que ocupa el cargo que ocupa por designación del anterior Jefe del Estado, que es el rey.

El asunto es sumamente grave, gravísimo. Pero que nadie se engañe. Ni Rajoy ni el PP harán nada, sino, por lo que se va viendo por la dirección que marcan los hechos, ceder (una vez más, como cuando Aznar) a las instrucciones del monarca. Nos toca a los ciudadanos denunciar estos vergonzosos hechos (éste y los que vendrán), para que exista la posibilidad de que en España se cree un verdadero movimiento ciudadano democrático que barra de una vez por todas de la política española a todo esta miseria, rey y actuales políticos incluidos. Porque la verdad es que el ambiente es cada día más irrespirable, cada vez más putrefacto. Y no basta con decir "hay que hacer algo". O lo hacen los ciudadanos españoles, o nadie lo hará, como llevan 30 años sin hacerlo.

4 comentarios:

  1. Pues no me extrañaría mucho.

    Lo que sí me pregunto es cuándo piensa jubilarse el de la Zarzuela, o cuándo piensa dejar de meterse donde no le corresponde. Claro que pedir eso a una monarquía es como esperar a que una rana cante ópera...

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  2. El artículo es para tentarse la ropa, pero el problema no es que el Borbón borbonee, sino que la derecha se deje. ¿O es que no sabe Rajoy decirle que a la próxima lo deja caer con todo el equipo?

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  3. Estoy de acuerdo con AMDG. El problema no es que un monarca intente influenciar en la vida pública española. En realidad, hasta lo doy por hecho. Lo realmente grave es que un dirigente y un partido que cuentan con el apoyo de 10 millones de personas se deje influenciar y esté dispuesto a alterar su rumbo político.
    saludos

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  4. Cuentan por ahí las malas lenguas que al estar el Borbón pillado por los vagones por PRISA, y amenazando don Polancone con sacar todos sus trapos sucios, lo que, dada la fuerza prisaica, supondría que la Monarquía duraría apenas media semana, a Aznar no le quedó más remedio que tragar bastantes cosas. Llámenle sentido de Estado, supongo.

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