Lo que sé de la nueva Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual me deja la sensación de que tiene luces y sombras.
Por un lado me parece perfecto que se castigue el acoso callejero, porque desde aquí he defendido que nadie tiene la obligación de escuchar algo que no quiere, igual que me parece bien que solamente se acepte como consentimiento la aceptación, porque no siempre el que calla otorga. Lo que me parece una auténtica barbaridad es que se rebajen unas penas que de por sí ya son bajas.
En cualquier caso tiempo habrá de seguir opinando sobre el tema, porque la ley en cuestión solo ha empezado su largo camino hasta que sea una realidad a través de su aprobación en las Cortes, camino el que creo que será enmendada para subsanar las carencias que tiene.
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