España está abriendo sus fronteras de forma masiva a los extranjeros. Están llegando una inmensa cantidad de personas de culturas no ya diferentes, sino radicalmente opuestas a la española.
Del Magreb llegan personas que no creen en la libertad individual, con todo lo que ello implica. Del Africa subsahariana llega gente que ha visto y en general practicado una brutal violencia que la mayoría de los españoles no pueden ni tan siquiera imaginar. De América Latina están llegando inmigrantes críados en una cultura de violencia, libertinaje sexual, promiscuidad y violencia sexual incluso dentro de la familia (de padres a hijas y de hermanos a hermanas), entre otras cosas.
En los tres grupos (magrebies, subsaharianos y latinoamericanos) el respeto a la ley y a las grupos que la imponen (policía, jueces) es algo meramente anecdótico.
Algunos me tildarán de racista, de xenófobo. Aunque no soy objetivo al hablar de mí mismo, no lo creo. Lo único que estoy diciendo es lo que yo he experimentado en mi vida por relacionarme con personas de estos grupos. Y es políticamente incorrecto, lo sé. Pero es la realidad.
Por eso creo que es una auténtica locura que los españoles estén dejando entrar en su país a grupos sociales opuestos a sus ideas. Una locura que va a llevar a España a medio plazo a un auténtico desastre social tal que a la inmensa mayoría de la población ni se le pasa por la imaginación.
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