El feminismo izquierdista español, que no pierde ninguna ocasión de colgarse ninguna medalla, ha hecho una excelente labor, justo es reconocerlo, en apropiarse injustamente de la defensa de Jennifer Hermoso ante el forzado beso que le propinó a la futbolista el dirigente de la RFEF Luis Rubiales. Y es que este feminismo izquierdista que dice defender a esta mujer de un forzado beso de un hombre es el mismo feminismo izquierdista que con la ley del solo sí es sí hace bien poco que benefició a más de mil violadores y pederastas, a más de cien de los cuales puso directamente en la calle. Es este feminismo izquierdista el que calló cuando la dirigente izquierdista valenciana Mónica Oltra protegió a su exmarido ante el abuso sexual de una menor tutelada. Es el mismo feminismo izquierdista que ha protegido indecentemente a la ahora expresidenta balear Francina Armengol en el caso de las menores prostituidas que estaban bajo la protección (es un decir) del gobierno de las islas, una Francina Armengol a la que, con todo el descaro del mundo, han elevado a la Presidencia del Congreso. Recordemos que este feminismo izquierdista es el que calló ante las agresiones a Begoña Villacís, Inés Arrimadas o Cayetana Álvarez de Toledo, entre otras, porque siempre calla ante cualquier agresión perpetrada contra una mujer a la que ellos no consideran de su cuerda.
Es un feminismo izquierdista que, en resumen, lo único que hace es proteger a los suyos y atacar a los demás, objetivo en el que instrumentaliza a las mujeres. Y lo anterior hay que decirlo y demostrarlo alto y claro.
Frente a este feminismo izquierdista existe un liberalismo feminista. El liberalismo se encarga de poner la libertad individual en el centro. Y de protegerla. Por eso protege la libertad del más débil contra la imposición del más poderoso (de los niños frente los adultos, de los enfermos frente los sanos, de los pobres frente a los ricos, de los gobernados frente a los gobernantes, etc.). Y dentro de esa protección está, por supuesto, la protección de la libertad de los trabajadores contra las coacciones de sus jefes y la protección de la libertad de las mujeres contra la imposición de los deseos de los hombres.
Es ahí donde el liberalismo feminista debió hacer una defensa total de Jennifer Hermoso, diciendo alto y claro que no hay ninguna excusa para que en un momento dado otra persona, en este caso Luis Rubiales, violara su libertad individual, obligándola a hacer algo que no deseaba, el famoso beso.
Ayer escribía yo como la mayoría del liberalismo español se ha volcado en la defensa de Luis Rubiales. Y de paso ha dejado la defensa de la futbolista en manos del feminismo izquierdista. Cuando de lo que se trataba es de defender a Jenni Hermoso desde el liberalismo feminista. Estúpidos.
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