De Jordi Pujol a Quim Torra. El nacionalismo catalán ha hecho un viaje al cada vez peor. Como último ejemplo el para mí más dramático de todos, la noticia de la que me hice eco ayer al final de la jornada: el que debería ser el líder del nacionalismo catalán relativamente moderado, Carles Puigdemont, echándose en brazos de un independentista de lo más rádical, el líder de la CUP David Fernández. Hasta tal punto ha llegado la cosa que los extremistas de antaño de ERC a día de hoy son los más moderados del nacionalismo catalán, que ya es decir.
¿Cómo va a acabar todo esto? Pues la verdad es que no tengo la menor idea. Tan solo sé que no tiene buena pinta. Para nada.
Aunque puede que la solución menos mala de todas sea que se convoquen elecciones catalanas y los números den para un tripartito entre PSC-ERC-Comuns. Con ser una mala opción (y mucho) puede que sea, repito, la menos mala de todas las posibles.
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