Dije que no me gustaba
la selección española de fútbol. Y sigue sin gustarme. Dominó el partido ante Italia, un dominio que debió hacer que ganara claramente. Pero al final hubo que ir a la moneda al aire de la tanda de penaltis. Y no sonó la flauta. Luis Enrique salva los muebles para seguir al frente, pero la selección se regresa a casa en cuanto tuvo que enfrentarse el primer rival con cierta entidad (que tampoco tanta, todo hay que decirlo).
Ahora habrá que poner la vista en la fase de clasicación para la Copa Mundial de Fútbol de 2022, en la que debería ser primera de su grupo sin el menor problema.
La vida sigue, también la futbolística.
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