No recuerdo donde (y no me apetece buscarlo, para no personalizar) he leído a escritores presuntamente liberales burlarse de las componentes del equipo noruego femenino de voley-playa por negarse a jugar en bikini, y hacerlo en pantalón corto (como en la foto al lado), por lo que fueron multadas; dicen estos liberales que mejor sería que se dedicaran a llamar la atención por ganar medallas que por montar polémicas sin sentido. Parecen ignorar que, desde una perspectiva de la libertad individual, cada cual debería competir con la vestimenta que le diera la gana y punto.
Aún más grave es cuando leo (tampoco recuerdo donde y tampoco lo voy a buscar), también a supuestos liberales, que la atleta estadounidense Simone Biles es una especie de quejica por abandonar ciertas competiciones debido a no poder soportar la presión, porque todos sufrimos presiones y tenemos que aguantarlas. Tal vez ignoran, o quieren ignorar, que Biles fue de niña una de las víctimas sexuales del médico del equipo, que fue protegido por la misma federación, algo que todo apunta que la ha afectado psicológicamente sobremanera. Nuevamente estos liberales parecen ignorar que, desde una perspectiva de la libertad individual, cada cual puede exponer lo que le dé la gana, y que el liberalismo está en la obligación de apoyar a la víctimas. Simone Biles no ha pedido jamás que le regalen una medalla, sino ha expuesto que no estaba capacitada (evidentemente por las secuelas del abuso sexual infantil y la desprotección de la federación) para competir. No estaría de más que estos liberales la apoyaran o, si no quieren hacerlo, aprovecharan la ocasión para guardar silencio.
Cierto liberalismo español (que, por cierto, no parece ser muy minoritario que digamos) ha optado por oponerse por sistema a todo lo que las feministas defiendan, sin valorar si el hecho en cuestión es justo o no. Disparan por principio, automáticamente, a todo lo que se mueve en el campo feminista, casi de forma irracional. Eso les coloca casi en la extrema derecha (en muchas ocasiones sin el casi).
Hasta que el liberalismo español no haga una completa defensa de la libertad individual en todos los temas y con todas las consecuencias no levantará cabeza. Podemos esperar sentados.
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