Todos somos subjetivos, evidentemente, pero yo intento serlo lo menos posible, por eso trato de no confundir mis deseos con la realidad. No me gusta Feijóo (menos aún que Casado, dicho sea de paso), pero creo que bastante menos malo es el gallego que Sánchez para dirigir España. Cambio en la Presidencia del Gobierno que dan por sentado algunos digitales (dos ejemplos, uno de Vozpópuli y otro de Libertad Digital).
Yo no lo tengo tan claro (incluso olvidando el famoso dosier, que es mucho olvidar, pero sea). Por lo pronto, y pese a la que está cayendo, los números no dan. Y puede ser que, aunque no llegue a escampar del todo, al menos la tormenta amaine un poco si los precios del petróleo bajan (no pueden quedarse en este nivel para siempre) y Sánchez consigue abaratar algo la factura de la luz (aunque sea cargando el precio al futuro, que no se queja nunca).
Si a uno le dan diez latigazos por día, cuando le pasan a dar cinco diarios, si uno es bastante borrego, quién sabe, tal vez hasta se muestra agradecido.
Y no, repito, no es lo que deseo. Pero es lo que temo que puede pasar.
Evidentemente falta que Feijóo consolide su liderazgo, lo que le podría dar un empujón en las encuestas. También está el hecho de que PP y Vox ya sumaban una amplia mayoría absoluta en esas encuestas en los tiempos inmediatamente posteriores a las elecciones madrileñas, lo que quiere decir que eso podría volver a suceder.
Pero, insisto, hasta el rabo todo es toro. No va a ser fácil sacar a los socialistas del poder (¿os acordáis lo que costó echar a González y a Zapatero?, pues eso). Y Pedro Sánchez tiene el colmillo muy retorcido, como ya ha demostrado sobradamente.
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