Los países de la Unión Europea en general y España en particular hace tiempo que renunciaron a generar electricidad a partir del carbón y la energía nuclear (salvo alguna excepción, como por ejemplo Francia); lo cual a su vez les obligó a no ser independientes energéticamente. Ello les llevó a hacerce altamente dependientes del gas ruso. Lo cual ha conducido a la lamentable situación que están viviendo y que está en en las mentes de todos.
Llevan llorando ya bastante tiempo. Y ahora, ante la desenfrenada carestía gasística, se están viendo obligados a tomar medidas deprisa y corriendo. ¿La culpa de ello la tiene Rusia? Sí, por supuesto. Pero no toda. Porque los principales culpables han sido los dirigentes políticos europeos, que han puesto la ideología ecologista por delante del más elemental sentido común. Y las consecuencias a la vista están.
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