Desde el principio, allá
por aquel lejanísimo 29
de mayo (y han pasado menos de dos meses), cuando Pedro Sánchez convocó elecciones generales tras el desastre en las autonómicas y municipales, apareció una multitud de columnistas, tertulianos, tuiteros y demás anunciando a bombo y platillo que el inquilino monclovita había decidido el día de su muerte política, que sería ayer. Y lo decían todos con absoluta certeza y sin la menor duda. El final de Pedro Sánchez y el sanchismo sería el 23 de julio. PP y Vox arrasarían en las elecciones. Punto.
Yo no terminaba de creérmelo. Como deportista aficionado en mis ya lejanos años mozos, sobre todo al tenis y al tenis de mesa, y también al ajedrez (que no es un deporte), sé que es sumamente arriesgado despreciar al contrario, dar un partido por ganado antes de que empiece. Pude ver muchas sorpresas en ese sentido. Y arriesgadísimo era dar por muerto antes de tiempo a un tipo como Pedro Sánchez, que, tras ser humillado y machacado por todos los líderes de su propio partido, se montó en su utilitario, se recorrió España y ganó contra todo pronóstico las primarias socialistas, para luego aprovechar el momento propicio para llegar a Moncloa con una moción de censura, ganar por la mínima dos elecciones y aguantar en el poder a base de hacer lo que fuera para no perderlo.
Muchos se rieron de su estrategia de Manual de resistencia. Pues ahí está. Pedro Sánchez, después de los desastrosos resultados de las municipales y autonómicas, asumió la batalla electoral en primera persona, se echó a la espalda él solo el partido (porque nadie quería compartir la carga), luchó contra todo y contra todos (incluidos muchos de los suyos) y al final no ha ganado las elecciones, pero ha conseguido no perder y tener opciones de pactar para seguir gobernando. Y columnistas, tertulianos, tuiteros y demás comparsas que daban a Sánchez por acabado se han tenido que tragar sus palabras. Sánchez es mucho Sánchez, queridos. Y lo digo especialmente para los que piensan que puede haber una repetición electoral. Ilusos.
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