No vi la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Si la hubiera podido ver, la hubiera visto, pero no fue el caso. Aunque, la verdad sea dicha, soy más aficionado a las competiciones deportivas que a este tipo de espectáculos. En cualquier caso, por lo que leo parece que no me perdí gran cosa.
Y parece que de lo peorcito fue la parodia de la Última Cena de Jesús con sus apóstoles.
Miserables que se dedican a atacar las bases de la civilización europea los hay en todas partes, pero sorprende que algunos hayan llegado tan alto como para convertirse en organizadores de la ceremonia de marras y aprobar ese lamentable espectáculo. Pero es que además de miserables son unos cochinos cobardes. Saben perfectamente que no van a ser atacados por ningún fanático perteneciente a alguna confesión cristiana. Por eso lo hacen. Pero no se atreven a hacer lo mismo con, digamos, Mahoma (un ser digno de ser caricaturizado, un miserable, un endemoniado y un ladrón, asesino y pervertido sexual; vamos, que materia para hacer algo tienen). ¿Por qué no? La respuesta está en la mente de todos. Porque hay un montón de musulmanes que son unos fanáticos asesinos que irían a por ellos. Por eso prefieren ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Canallas.
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