Helado me quedo ante esto en una web católica conservadora: "Confirmado: el sacerdote Carlo Alberto Capella, condenado en 2018 por posesión y distribución de pornografía infantil, ha sido reincorporado oficialmente al cuerpo diplomático de la Santa Sede. ¿Qué silencio necesitan comprar? ¿Qué sabe Capella para recibir un trato tan excepcional? ¿Qué secretos conoce de sus superiores como para que ni su crimen, ni su condena, ni su descrédito hayan sido obstáculo para reincorporarse —con cargo y sueldo— al núcleo mismo de la maquinaria vaticana?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.