Ayer leí el excelente artículo de Leyre Iglesias (en la foto a la derecha) en El Mundo. Hoy me encuentro con la noticia de que el incalificable Gabriel Rufián ha vomitado un infame tuit lleno de miseria moral (utlizando la mismas poéticas palabras del sujeto) contra ella.
Este canalla (sí, canalla, porque solamente de canallada pueden calificarse las infundadas acusaciones que lanza en su tuit) hay que recordar que llegó al Congreso de los Diputados montándola parda en cada intervención, hasta el punto que la Presidenta, Ana Pastor, le tuvo que llamar a su despacho para decirle que aunque él era un payaso el Congreso no era el sitio para que ejerciera tal función (la ilustración es mía).
Después le hicieron portavoz de ERC y, supongo que con sus muchos asesores, montó una teatral moderación, con el solo objetivo de que ERC apareciera como un partido más moderado que JxCat. Pero la cabra siempre tira al monte, como hemos visto.
Gabriel Rufián Romero, hijo y nieto de andaluces que llegaron a Cataluña hace 55 años desde Jaén y Granada, como él mismo se autodefinió desde la tribuna del Congreso, parece que en el independentismo tiene que hacerse perdonar sus orígenes, intentando demostrar continuamente que él la tiene más larga (la lucha por la independencia y contra todos los que no la compartan, digo).
Bueno (es un decir), pues después del, repito, infame tuit de, también repito, este canalla, vino la masa indepe, mostrando su típico estilo democrático y respetuoso (ya saben, República Independiente Catalana de las Sonrisas, ¿eh?), a través de descalificaciones personales e insultos de todo calibre, incluyendo el peor que se le puede decir a una mujer, sexista hasta el extremo. Solo son gentuza. Gentuza que, por cierto, con estas actitudes lo único que hace es calificarse a sí misma.
Vamos a ver quienes dan la cara y apoyan a esta periodista en esta operación de acoso del mundo indepe dirigida por Gabriel Rufián. Desde este pequeño rincón Leyre Iglesias tiene todo mi apoyo.
Por cierto, aclaro por si acaso, que no tengo el privilegio de conocer a Leyre Iglesias (igual que tampoco he tenido la desgracia de conocer a Gabriel Rufián). Tan solo conozco mis ideas sobre la libertad y sobre que la Prensa está para controlar a los políticos y no al revés. Ambas cosas que el mundo indepe en general y Rufián en particular sin duda no comparten, empecinados en una campaña contra la libertad en general y contra la libertad de prensa en particular, para lo cual vale todo. Y, como muestra, la canallada de Rufián y el seguidismo de la masa indepe.
Y termino con un detalle, pequeño y sin importancia. Nadie ha dicho que alguna parte del excelente artículo de Leyre Iglesias fuera falso. Absolutamente nadie. Argumentos, ninguno; descalificaciones personales, todas. Reitero, tan solo un canalla seguido por una masa para la que todo vale.
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