La política española es lo más parecido a un espectáculo circense. Lo demuestran nuestros políticos día tras día. Ayer le tocó a Albert Rivera, con su oferta de pacto a Pedro Sánchez tras las elecciones generales en el caso de que Cs no sume con el PP (y se supone que con Vox) para sacarle de La Moncloa.
En mi opinión dicha oferta es una maniobra arriesgadísima después de haber estado diciendo pestes cada día de Sánchez, que parecía ser la encarnación de todos los males y, peor aún, de todos los peligros para España. Un Sánchez que, recordemos, varía de opinión y de táctica dependiendo de que es lo que considere que le beneficia más según el momento, estando dispuesto a decir (y, lo que es peor, hacer) una cosa y su contraria en función única y exclusivamente del rédito electoral que ello le permita obtener, con la clara meta de seguir, a toda costa y al precio que sea, en La Moncloa.
Pues bien (es un decir) a este elemento es a quien Albert Rivera quiere, si no le dan los números por el otro lado, ayudar a que siga a los mandos de España.
Ello solamente por miedo a que Cs pierda del orden de unos veinte escaños, que es lo que le pronostican las encuestas.
Rivera se equivoca por completo en esta cesión de principios ante un individuo que ha demostrado ser el peor (y políticamente más vil) presidente de la reciente democracia española. Lo que el líder naranja debió hacer, si quiere dar una salida a la situación desde su partido (cosa que comparto), es ofrecer eso mismo a otro líder socialista que no fuera Pedro Sánchez (Fernández Vara, García-Page, Borrell o Susana Diaz, por poner algunos ejemplos). Si los números no le dan a Sánchez para ganar la investidura, y visto que en principio parece que sería casi imposible ir a otras elecciones, ¿va a desaprovechar Rivera la ocasión para sacar a este elemento de la política española? Pues, visto lo visto, parece que sí. En coherencia con la incoherencia del estúpido ofrecimiento que hizo en los últimas horas del cierre de la legislatura.
Y Pablo Casado muy cucamente manteniendo un perfil bajo, dejando que Albert Rivera se queme cada vez más con unas extrañas propuestas que todos pueden ver que son producto de la desespereción de ver que su partido va rumbo al desastre electoral, a la vez que Sánchez no despega como parecía en un pricipio que iba a hacer. Como en el país de los ciegos los tuertos son ministros, a este paso Casado va a parecer un hombre de Estado, que ya es decir.
Propuesta de colaboración de Albert Rivera que ha sido recibida por Pedro Sánchez como se merecía, con un total desprecio, diciéndole que no quiere su colaboración, sino que no bloquee. Un cheque en blanco para luego pactar con quien quiera, vamos. Por cierto, que he escuchado sus palabras en la radio y son de una soberbia y una altivez tales que al lado de Pedro Sánchez la misma Cayetana Alvarez de Toledo es un auténtido dechado de modestia y humildad.
En fin, que esto es lo que hay. Politicuchos (como Sánchez) y politiquillos (como Rivera) que nos van a deparar de aquí al 10-N un espectáculo circense de más bien pobre calidad, pero espectáculo circense al fin y al cabo. Y puede que después del 10-N también. Mi vendedor de palomitas está encantado con la política española.
Rivera ha obtenido lo que se ha buscado desde que vencieran en las autonómicas catalanas. Si Cs quiere sobrevivir tiene que reemplazarlo ya mismo.
ResponderEliminarEfectivamente Rivera corre el riesgo de hundir a Cs en un hueco del que va a ser muy complicado sacarle.
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