A los españoles sus gobernantes los toman por tontos. Desde el Gobierno están diciendo hasta la saciedad que van a agotar la actual legislatura. Pero eso es simple y llanamente imposible. Y no por motivos políticos internos, sino por cuestiones de la Unión Europea.
Porque lo que sucede es que, tomando en cuenta que las últimas elecciones se celebraron en España el 10 de noviembre de 2019, las próximas deberían celebrarse hacia esa fecha de 2023. Y, casualmente, en esas fechas es cuando España deberá desempeñar la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, concretamente en el segundo semestre de 2023.
Es impensable que las elecciones generales se vayan a celebrar, precampaña y campaña incluidas, en medio de dicha presidencia. La Constitución le permite a Sánchez llevar las elecciones hasta dos meses después de las últimas, o sea, hasta el 10 de enero de 2024. Pero nuevamente ello haría que la precampaña y la campaña coincidieran con el tiempo de España al frente de la UE, algo que nadie, ni UE ni Sánchez, querría.
La única opción, por lo tanto, es adelantar las elecciones, para que haya un Gobierno estable (o más o menos) en España durante dicho semestre. ¿Será adelantada la convocatoria a la primavera de 2023? Es posible, aunque lo creo harto improbable. Como está la situación española y toda la burocracia que rodea a la elección del Presidente por el Congreso podría ser que se llegara al dichoso 1 de julio y aún no hubiera Presidente. No digamos ya si hubiera que repetirlas (hay que recordar que después de las elecciones fallidas pasaron la friolera de seis meses y medio hasta las siguientes). Creo, por lo tanto, que las posibilidades de que la convocatoria electoral se adelante a la primavera de 2023 son más bien mínimas.
Nos queda la posibilidad del invierno de ese mismo año, pero nunca en la presente época democrática se han celebrado elecciones en España en pleno invierno (con la excepción del reféremdun de la Constitución Europea), por las inclemencias del tiempo. ¿Qué queda? Pues el otoño de 2022.
Por cierto, que todo lo anterior está basado únicamente en cálculos sobre la Presidencia de España del Consejo de la Unión Europea. Porque con la situación política como está de inestable cualquier cosa puede suceder que oblige a Pedro Sánchez a presionar el boton rojo de la convocatoria electoral anticipada en cualquier momento. Aunque me inclino que optará por esperar a que llegue el dinero de la UE y la crisis política, social, sanitaria y económica mejore. Vamos, en ese aspecto no antes del otoño de 21 o la primavera de 22.
Así que hay una gran probabilidad de que haya elecciones generales en el próximo año. O, a más tardar, en la primavera del siguiente. Pero me inclino claramente por la primera posibilidad. Y cuando el Gobierno dice lo contrario, que va a agotar la presente Legislatura, lo único que hace es mentir descaradamente a sabiendas, tomando a los españoles por tontos. Al tiempo.
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