No me gusta maldecir, pero es lo que me vino a la mente cuando conocí del salvaje
apuñalamiento de Salman Rushdie, un hombre de 75 años, por otro de 24, Hadi Matar, por el solo hecho de que el primero escribió un libro por el que el segundo se ofendió. Vienen a este país, que hasta donde yo sé es donde más se defiende la libertad, a intentar imponer su religión, incluso con asesinatos. Malditos fanáticos musulmanes.
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