Llegué a casa sobre las once de la noche y, tras hacer algunas cosas, me puse a la labor, sin leer nada sobre el tema a propósito, de ver el
debate entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. He visto muchos debates electorales, que en general, por rigurosos formatos, acababan siendo una sucesión de monólogos. Pero entre aquellos y esta auténtica basura de debate debe haber un término medio, que sería el de un diálogo entre personas educadas. Sinceramente, a medio debate estaba tan cansado de esta auténtica bazofia que a punto estuve de desconectar, pero para no hacerlo lo pausé, fui a lavarme la cara y a servirme algo que traerme a la mesita al lado del ordenador con lo que hacer un poco más llevadero el penoso espectáculo.
El debate estuvo presidido desde el principio por un Sánchez, prepotente y faltón, que interrumpía constantemente a Feijóo. Al final el gallego se cansó de eso (ya que, dicho sea de paso, los moderadores dejaban a Sánchez que hiciera lo que le diera la gana) y pasó a hacer lo mismo, interrumpir constantemente a Sánchez. El resultado fue un debate en el barro político. Lamentable.
Sobre el resultado del mismo, y escribo de memoria, sobre economía ganó por la mínima Feijóo, por sus apelaciones a la vida cotidiana. Sobre los pactos, la cosa quedó en tablas, con Feijóo apelando a Bildu y ERC y Sánchez a Vox. Sánchez ganó por la mínima el tema de la violencia machista, por sus apelaciones a Vox, si bien Feijóo se defendió bien con los daños de la ley del 'solo sí es sí'. Muy bien Feijóo sobre lo de Marruecos y las contradicciones en el seno del Gobierno entre socialistas y comunistas. Y donde Feijóo noqueó a Sánchez fue con su propuesta de que gobierne el que gane, para sacar de la ecuación de Vox, Bildu y ERC, ante lo que Sánchez solo pudo apelar a Extremadura.
En resumen, un debate auténticamente bochornoso, que en lo político Feijóo ganó por la mínima. Al gallego le valía con empatar, dados los números en las encuestas. Pero creo que hizo algo más que igualar. Ganó, aunque ciertamente por poco. Lo que tiene su mérito con un contrincante tan sumamente marrullero como Sánchez.
Escribo esto sin haber leído nada sobre el tema. Tan solo tras haber visto el debate. Veremos lo que nos cuentan los medios y, sobre todo, el reflejo que tiene en las encuestas de los próximos días.
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