Leo por muchas partes a liberales y derechistas alborozados por el hecho de que Puigdemont, en un ataque de cuernos por lo de Junqueras, haya puesto el freno al pacto con Sánchez. Sueñan, confundiendo deseos y realidad, con que al final el de los pelos raros no va a apoyar la investidura de Su Persona, habrá elecciones generales en enero, las ganará la suma pepera-voxista, Rajoy será nuevo Presidente de Gobierno, Abascal vice, seremos felices, comeremos perdices y al abortado gobierno socialista-comunista-nacionalista-secesionista-terrorista le daremos con los huesos en las narices.
Estos soñadores me producen casi ternura. Parece que ignoran el nivel de maldad y egoísmo de Sánchez y Puigdemont. El segundo necesita al primero para regresar a Cataluña en honor a multitudes y el primero necesita al segundo para seguir en Moncloa. Con nuevas elecciones los dos están acabados. Con acuerdo los dos conseguirán lo que más desean.
¿Y entonces? Pues miren, solo se trata de que Puigdemont quede mejor que Junqueras de cara a las cercanas elecciones catalanas. Es todo. Así que le sacará algo más a Sánchez (puede que incluso mucho más) y habrá pacto. Pierdan la esperanza.
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