Estimado amigo:
Por supuesto que no dudo que Dios en su omnipotencia y ejerciendo su soberanía, haya podido crear este mundo y a sus habitantes en cualquier forma; incluyendo la tan conocida “evolución de las especies”, tal y como Darwin y sus seguidores la han planteado.
Estoy seguro y así lo demuestra la literatura, de que muchos cristianos, han aceptado sinceramente los postulados de la teoría evolucionista, atribuyendo su causa última a Dios mismo, en un intento creo, de armonizar su fe con la razón o con las modas y designios de los círculos intelectuales más influyentes.
Pero no debemos olvidar que en numerosas ocasiones muchos cristianos han dado por ciertas algunas teorías científicas que contradecían las doctrinas bíblicas, para más tarde volver a reconocer la autoridad de las Escrituras, cuando nuevos descubrimientos científicos echaron por tierra las antiguas “evidencias”. Valga mencionar como ejemplo la época en que numerosos teólogos creían que Moisés no había podido escribir el Pentateuco, basándose en que la ciencia había “demostrado” que es su época no existía la escritura. La misma ciencia arqueológica años más tarde descubrió una enorme cantidad de tablillas escritas de cerca de 3000 años antes de Cristo, derribando así, tan débil argumento en contra de la paternidad mosaica del Pentateuco, y haciendo a los cristianos reconsiderar sus posturas.
Volviendo a la evolución de las especies, me gustaría que no olvidaras que esta no es más que una teoría que aún no ha sido demostrada ni es demostrable. El hecho de que predomine su aceptación en círculos intelectuales y su difusión sea tan generalizada, no implica su veracidad. No se establecen verdades contando cabezas. Las teorías por muy sensatas y razonables que sean, hay que demostrarlas con argumentos científicos. Y para esta en particular sólo tenemos como prueba algunos fósiles aislados, unos trozos de huesos; y eso sí, miles de maquetas, dibujos, y millones de folios con palabrería pseudocientífica. Me gustaría recomendarte al respecto el libro “El Evolucionismo en Apuros” de Silvano Borruso.
¿Qué por qué me empeño tanto en hablar de este tema, si en definitiva lo importante no es lo que uno crea al respecto, sino nuestra fe en Dios y el amor al prójimo?
Pues precisamente por que no basta con creer en Dios: hay que creer a Dios; y la Biblia, como Palabra de Dios, es totalmente opuesta a esta teoría y a todos los sistemas que de ella se han derivado.
No voy a hacer una disertación teológica; pero sí quisiera que si puedes, te percates de cierto detalle de la teología paulina, que es esencial para la salvación de la humanidad. En el capítulo cinco de la Carta a los Romanos Pablo expresa (v. 12; cf. V 21), que el pecado entró a la humanidad y a la creación a través de Adán. Y la salvación viene (y sólo es posible) a través de Cristo quien sería el “segundo Adán” (1 Corintios 15: 22, 45).
Si realmente la humanidad descendiera de simios, sería imposible que “todos” fueran culpables de pecado: sólo lo serían los descendientes de Adán y Eva. Y si “todos” no somos culpables, entonces el sacrificio de Cristo es innecesario, su resurrección ineficaz, y vana la fe cristiana; pues existirían otros modos de salvación. Y si estos otros modos de salvación son posibles, ¿con qué motivo el Hijo de Dios tenía que encarnarse, sufrir y morir como un humano?
La teoría evolucionista, amigo mío, es contraria a la Biblia en todos sus aspectos. O creemos a Dios o creemos a Darwin.
Creo que me extiendo demasiado. Sólo desearte bendiciones de parte de Dios y darte un fuerte abrazo.
Demencial
ResponderEliminarIba a contestar con argumentos científicos, pero con el último párrafo me has convencido de que es inútil.
ResponderEliminarSolo decirte (por si eres católico) que ni el Papa ni los teólogos que se dedican a estos asuntos comparten tu visión.
Debo entender que se trata de una broma, algo irónico o es cierto?
ResponderEliminarAsí que ahora Moisés escribió el Pentateuco (supongo que pra narrar su propia muerte utilizó una ouija).
Y además la evolución es sólo una teoría, y debe ser demostrada con métodos científicos... Vaya, que usted no tiene ni idea del método científico ni de su terminología.
En primer lugar, es imposible (entienda, imposible) que una teoría científica sea indemostrable... porque la Ciencia no trabaja en cosas indemostrables.
En segundo lugar, es justamente al contrario: una teoría científica debe ser falsable para ser tal.
En tercer lugar, cuando a una idea se le llama "teoría científica" es porque ya está avalada por la evidencia; si aún no es así se la llama hipótesis.
Por tanto, que sea "sólo una teoría que no ha sido demostrada y es indemostrable" es simplemente una muestra más de que quienes atacan la Evolución con pretendido revestimiento científico y escéptico ni saben qué es la Ciencia ni el escepticismo.
Esto es lo que me faltaba por leer en Red Liberal. Tras liberales que aplauden secuestros judiciales, liberales a favor del canibalismo consensuado.... y ahora diseños inteligentes que pontifican sobre una teoría científica sin sabes nada de nada. Increíble.
No se preocupe, que ya lo meneamos otros. No vea e favor que me acaba de hacer.
"La teoría evolucionista, amigo mío, es contraria a la Biblia en todos sus aspectos"
ResponderEliminarHombre, no, señor De Llano (esta vez no escribe el señor Palacios). Esta vez no estoy en absoluto de acuerdo con el post.
La Biblia emplea en multitud de pasajes recursos como las parábolas. El Génesis no puede interpretarse de manera literal. No se trata (al contrario de lo que afirman otros textos religiosos, como el Corán) de una especie de ejercicio taquigráfico en el que un profeta escribe las palabras textuales de Dios, sino de un libro revelado en el que Dios se manifiesta a los hombres, los cuales escriben su mensaje de la mejor manera que pueden. Introduciendo inexactitudes, claro, porque el ser humano no es perfecto.
Una cosa es que la teoría de la evolución sea muchísimo más compleja de lo que habitualmente se da a entender (lo que es causa de agrias discusiones académicas entre los distintos expertos -como cuando Goldschidt desarrolló la hìpótesis del monstruo viable-) y otra muy distinta que se rebaje su rigor científico.
La teoría de la evolución es imperfecta, cierto (algo que no suele explicarse en detalle a la gente). La aplicación del método científico en este caso es extremadamente difícil (aunque el comentario de judas dé a entender que es coser y cantar), ya que los fenómenos observados son muy escasos, y la posibilidad de experimentar en condiciones controladas para verificar las distintas hipótesis no es posible.
Con todo, a pesar de estos problemas, es una teoría sólida que, además, no veo en qué puede contradecir los dogmas cristianos.
Flaco favor le hacen tales opiniones a la religión.
es que hay que separar la fe en algo creado por la imaginación de los hombres (hasta que no se demuestre lo contrario, que no creo) y las teorías (digo teorías) a partir de evidencias físicas y demostrables.....a partir de ahí, discutimos lo que quieras.
ResponderEliminarNo tengo nada en contra de que se defienda esta postura. Sin embargo, creo que la mejor manera de rebatir teorías que se consideran erróneas es a través de una disciplina científica. Ignoro si tiene los suficientes conocimientos para ello, o es la fe lo que le mueve.
ResponderEliminarCreo que más bien su intención es demostrar que el evolucionismo y la interpretación rigurosa de la Biblia son incompatibles y que los verdaderos cristianos no deben aceptarla, pero al final ha acabado en discutir el carácter científico del darwinismo, lo cual es otro debate. Yo estoy totalmente de acuerdo en que la evolución no cabe en una interpretación rigurosa de la Biblia y en que los cristianos no la aceptemos.
Es cierto que la Biblia utiliza parábolas, en casos muy concretos: las usaban los profetas para explicar una profecía al pueblo, las usaba Jesús para transmitir sus enseñanzas, pero el contexto del Génesis no es parabólico. Los judíos lo aceptan como el origen del mundo y de su pueblo y también los cristianos.
Así y todo, estando de acuerdo en que esta postura es defendible, se echa de menos algo más de rigor. No he leído el libro al que remite a su amigo, pero sí "Darwin no mató a Dios", de Antonio Cruz, y lo único que veo es que, entre los argumentos, la retórica cristiana distrae muchas veces a los no creyentes del verdadero debate científico.
Un cordial saludo.
"el contexto del Génesis no es parabólico. Los judíos lo aceptan como el origen del mundo y de su pueblo y también los cristianos"
ResponderEliminarNo es del todo cierto. Al menos, la iglesia católica no considera que el Génesis transmita ninguna verdad científica sobre el origen del mundo. Sí sostiene que es un texto religioso que pretende transmitir una verdad de fe.
Bajo ningún concepto puede interpretarse el Génesis de manera literal. A eso me refiero al emplear la palabra "parábola".
Por lo demás, estoy de acuerdo en que la teoría de la evolución sólo podrá ser rebatida (si alguna vez sucede) con datos científicos, en ningún caso con argumentos teológicos.
¿Quién está de acuerdo en que los argumentos teológicos tienen el mismo peso que los argumentos jedilógicos?
ResponderEliminarTeología: "Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones".
Jedilogía: "Ciencia que trata de la Fuerza y de sus atributos y perfecciones".
Seamos conciliadores, vos cree en tu dios, yo creeré en mi cisncia. Enseña tus escrituras en tus iglesis y universidades; yo enseñaré mi ciencia en mis escuelas y universidades.
ResponderEliminarSimplemente no me pidas que abandone mi ciencia para abrazar tu fe, yo nunca te voy a pedir lo contrario.
Pues a mí todo esto me parece totalmente liberal: si el valor máximo es la libertad entonces ¿por qué iba a tener que supeditar mis opiniones a lo que resulta razonable? La razón es una facultad liberticida porque sólo permite pensamientos coherentes y válidos mientras que censura a los disparatados. Si a mi me gusta que Dios haya creado el mundo en 6 días, ¿por qué iba a tener que atenerme a lo que los datos de la realidad ciencia física y geológica me digan? No, mi libertad para hacer y creer lo que me dé la gana deberá estar por encima de la imposición racional.
ResponderEliminarY digo más: la razón realmente no es una facultad intrínseca humana, sino una creación cultural, social, una empresa ancestral cuyo propósito es establecer un criterio para poder universalizar evidencias y que éstas sean aceptadas por toda la tribu para así favorecer la convivencia. Se trata del proyecto de convencer y así no tener que vencer para imponer. Pero resulta que si pongo el proyecto libertario por encima del racional entonces exijo que mi deseo de imponer mis evidencias privadas a la tribu no sea sometido a crítica: niego la posibilidad de convencer por el argumento más poderoso. Es decir, la liberad irracional conduce inexorablemente a la ley de la selva: la voluntad de poder gana.
Debo entender que se trata de una broma, algo irónico o es cierto?
ResponderEliminarAsí que ahora Moisés escribió el Pentateuco (supongo que pra narrar su propia muerte utilizó una ouija).
Y además la evolución es sólo una teoría, y debe ser demostrada con métodos científicos... Vaya, que usted no tiene ni idea del método científico ni de su terminología.
Esto que ahora les voy a contar es rigurosamente cierto. Lo vi y escuche por el National Geographic Channel hace unos meses, quizás un año, pero digamos que por un descuido no tome nota tanto del nombre como la ubicación de los protagonistas de esta “historia”. Pero en fin, allí va:
ResponderEliminarEn algún lugar de las vastas selvas tropicales, y aunque parezca increíble, existe una planta cuya flor, tiene la forma, combinación de colores (amarillo y negro a rayas) y la fragancia de las feromonas, de la hembra de una especie de abejorro que merodea por allí.
De esta manera, la planta atrae al abejorro el cual, mientras se entrega a un frenético y delirante episodio de amor con la flor, en la ingenua creencia de que se trata de una de sus mas atractivas y sensuales hembras, lo que sucede en realidad es que su cuerpo y especialmente sus patas, se van saturando de del polen contenido en la flor, y así, el abejorro, una vez saciados sus instintos sexuales, alza vuelo con su preciada carga, y al posarse sobre otra flor de otra planta de la misma especie, completa el ciclo de la llamada polinización, mecanismo necesario para la reproducción de la planta.
Pero la cosa no se queda allí, resulta que en esta planta, presenta su ciclo de floración, en forma simultanea con el ciclo sexual o de fecundación del abejorro, y así, garantizar la efectiva atracción del espécimen polinizador.
Este extraordinario y fascinante ejemplo de simbiosis, aunque en realidad no se si pueda llamarse así por cuanto aquí la planta lo que hace es aprovecharse de las debilidades sexuales del abejorro, y que en la TV se presenta solo y simplemente como una curiosidad de los extremos de adaptación a que pueden llegar los organismos vivientes en la madre naturaleza, de verdad que bien vale la pena ser analizado, utilizando u método referido estrictamente a la cronología, en función a los asuntos que nos interesan: creación y evolución.
Si nos atenemos a la tesis creacionista, ambos organismos, planta y abejorro, debieron haber sido creados y surgidos simultáneamente sobre la faz de la tierra, y así, en el tercer día de la Creación, cuando Dios creó toda clase de; hierbas que den semilla y toda clase de árboles que den fruto, debió haber creado esta peculiar planta cuya flor tiene, la forma, colores y aroma de la hembra de un futuro abejorro. Futuro por cuanto tres días después, al sexto día de la Creación, cuando Dios creó toda clase de animales domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo, debió crear este singular tipo de abejorro con la forma, colores y aroma de la flor de la planta. Esto, a pesar de haber transcurrido tres días entre la creación de uno y otro espécimen, debe considerarse simultaneo en primer lugar por cuanto fue ejecutado dentro del único, sin igual e irrepetible proceso de creación y en segundo lugar por cuanto tres días, es un termino infinitesimal por no decir despreciable dentro del transcurso histórico de la tierra.
Esta tesis creacionista, que niega toda posibilidad de evolución, debería entonces venir acompañada con lo que podríamos denominar el “Principio de Inmutabilidad de las Especies” según el cual toda lo que conocemos y vemos, tanto la realidad inerte como la vital ha existido, existe y existirá tal cual como fue concebida y creada por Dios y en consecuencia, si una especie o un importante grupo de individuos de esa especie, se encuentra por alguna gradual circunstancia amenazada, simplemente no tendrá posibilidades de generar mecanismos de adaptación o de defensa en contra esa amenaza y así, estará inexorablemente condenada a la extinción.
Por otra parte, tenemos la tesis Evolucionista, la cual todos conocemos y dentro de la cual existen dos posibilidades cronológicas:
En primer lugar tomemos al posibilidad de que surgió primero la planta y después el abejorro. Esto, a la luz de los principios evolucionistas resulta cronológicamente imposible, por cuanto la planta no pudo haber desarrollado primero las características físicas de un abejorro que simplemente no existía al momento del desarrollo de tales características.
Esta posibilidad por simple lógica debe ser descartada.
En segundo y ultimo lugar, surgió primero el abejorro y después la planta.
Si aplicamos los principios de la teoría de la evolución, existía una especie de planta en peligro de extinción, por desajustes en su ciclo reproductivo que no le permitía suficientemente garantizar la conservación de la especie, lo cual pudo haber ocurrido, escogiendo entre muchas posibles causas, bien por desaparición del agente polinizador o por férrea competencia de este, por parte de otras plantas que lo utilizaban para el mismo fin.
Dada esta circunstancia, y de acuerdo al principio de la “Selección Natural”, según la cual, los organismos mejor adaptados al medio ambiente, sobreviven y desplazan a los menos adaptados mediante la transformación de sus peculiaridades físicas y de comportamiento a través de cambios genéticos aleatorios (mutaciones) en la población de generación en generación, la planta, logro imitar, a lo largo de generaciones, las características físicas, fisiológicas y conductuales del abejorro.
Esto en realidad nos ofrece una explicación lógica al asunto si no fuera por un detalle: el azar.
En la historia que nos ocupa, podríamos aceptar a regañadientes, que pudiese haber ocurrido una sola mutación al azar en la planta que imite una sola característica del abejorro, bien la forma, bien el color o bien el aroma. Pero que dos características morfológicas, forma y colores, una fisiológica, la emisión del aroma y una conductual la capacidad de florecer simultáneamente según el ciclo sexual del abejorro, se hayan producido en la planta al azar, la verdad se hace bien cuesta arriba de creer.
Aceptemos por un momento, como posibilidad lógica y en aras de un análisis escrupuloso del asunto, que el azar no estuvo involucrado, si es así, entonces deberíamos admitir el siguiente proceso lógico: en primer lugar, que la planta tuvo la capacidad de entrar en conocimiento de que se encontraba en peligro de extinción y que debía actuar en consecuencia, en segundo lugar, que andaba un abejorro por allí deambulando que podría sacarla de aprietos. Captar, aun no teniendo órganos sensoriales, por una parte la forma y el color de la hembra del abejorro y por otra, las características de su aroma y que todo ello lo utiliza para atraer al macho en un ciclo reproductivo determinado. Llegar a la conclusión de que si imita a la hembra del abejorro con todas estas características, resuelve su problema de polinización y por ultimo, realizar las modificaciones necesarias en su ADN para que tales características se hagan efectivas.
Si esto es así, entonces existen cosas en la naturaleza, otras mas entre las muchas otras, que desconocemos absolutamente, que casi no podemos ni imaginarlas ni aceptarlas como hechos, algo como la existencia de algo superior, una especie de conciencia sobrenatural que rige los destinos de la evolución o de la creación (que quizás se encuentre en pleno desarrollo) y que tal vez, sea la misma que rige los destinos del universo.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Corrijo el ultimo parrafo
ResponderEliminarSi esto es así, es decir, si la evolución no se produce al azar y los organismos saben cuando, porque y como mutar, entonces existen cosas en la naturaleza, otras mas entre las muchas otras, que desconocemos absolutamente, que casi no podemos ni imaginarlas ni aceptarlas como hechos, algo como la existencia de algo superior, una especie de conciencia sobrenatural que rige los destinos de la evolución o de la creación (que quizás se encuentre en pleno desarrollo) y que tal vez, sea la misma que rige los destinos del universo.
José García Palacios, me has dejado de piedra.
ResponderEliminarsaludos
José, sugiero que revises el concepto que tienes sobre este tema.
ResponderEliminarLo que tengo entendido es que, la teoría de la evolución no está completamente aceptada, pero si que es practicamente aceptada en su totalidad en algunos casos.
Ocurre que no es completa, no explica todos los casos, como el celebre del "eslabón perdido", pero es la única conclusión posible racional a la luz de las pruebas.
Es posible que algún día se descubra algo que explique el caso especial del ser humano, pero lo de creer a dios o a darwin, es un maniqueismo, una dicotomía que no tiene sentido.
Afectuosamente
José García Palacios,
ResponderEliminarHe estado visitando algunos artículos sobre este tema (Tabula Rasa y otros), y me sorprende una cierta sensibilización en exceso que detecto con este asunto.
De haber sido conocedor de esta circunstancia , seguramente mi comentario habría sido distinto, en la forma aunque no en el fondo. Es todo caso, me encuentro sorprendido de la tendencia humana a la formación de frentes contrarios, casi por cualquier motivo.
Aunque no estoy de acuerdo con algunos de los planteamientos, o incluso los rechazo totalmente, sería incapáz de culpar a alguien de pensar de esta o cualquier otra forma solo por ser distinta a la mía, siempre y cuando lo reduza a su ámbito individual. Como es este caso.
Así que mi comentario anterior correspondía a un intento inocente de ayudar a la hora de contrastar una visión de un tema, dando mi opinión personal sobre ella. Sin más transcedencia.
Saludos