viernes, 16 de septiembre de 2016

El exprisionero, el mormón y el extremista

Parece el título de una película, pero no lo es. Es la historia (pasada y presente) de los regalos de los republicanos a los demócratas en las dos pasadas elecciones presidenciales y en la que
se celebrará este año.

Hace ocho años, cuando todo el mundo en Estados Unidos estaba hasta las narices de la guerra, a la que culpaban de la recesión económica, a los repúblicanos no se les ocurrió otra idea que elegir como su candidato a John McCain, quien fue prisionero en la guerra de Vietnam por cinco años, y que encarnaba un continuismo de George W. Bush. El resultado, 365 votos electorales para Obama y 173 McCain.

Hace cuatro años los republicanos se decidieron por otro experimento, elegir como candidato a Mitt Romney, el primer candidato mormón a la Presidencia en la historia de Estados Unidos. Y ello hizo que una gran parte del tradicional voto republicano evangélico se quedara en casa. Se podrá argumentar lo que se quiera sobre ello, pero cada cual vota por las razones que le da la gana, y es impensable que una mayoría de evangélicos fuera a apoyar a un candidato mormón. Como consecuencia, otra incontestable victoria de Obama, por 332 a 206.

Y así llegamos a la elección actual, en que los republicanos han tenido la ocurrencia de elegir como su representante a un hombre extremista, machista, prepotente, racista, inmoral. Lo que va a hacer que los republicanos moderados, morales y humildes se queden en casa, así como muchas de las mujeres republicanas (solo por el hecho de serlo), sin ser descartable que algunas personas de dichos grupos incluso voten por Hilary Clinton. Y todos los independientes, negros, hispanos y mujeres en general, totalmente movilizados para impedir que un sujeto como Trump llegue a la Presidencia. El desenlace, como dije hace algún tiempo, una masacre electoral, lo cual es corroborado por las encuestas.

Mi memoria electoral estadounidense (que empieza con Carter, cuatro años de Presidente) no alcanza a un periodo mayor a los ocho años para los demócratas (Clinton). Así que tenemos que tirar de Historia, y remontarnos a la época de la Segunda Guerra Mundial, en la que los demócratas Roosevelt y Truman gobernaron consecutivamente por veinte años.

Gracias a los actuales regalos republicanos veremos Historia. El primer presidente negro, la primera presidenta mujer y el mayor periodo de gobierno de los demócratas desde 1953. Triste consuelo. Esperemos que aprendan la lección para dentro de cuatro años. Que, sin duda, largo me lo fiais. Porque hasta entonces mucho tiene que llover.

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