Eso es lo que parece después de leer un par de buenos artículos en República, por un lado Sánchez amenaza la relación militar con EEUU, se aleja de Francia y Alemania y apoya a Maduro de Rafael Halcón, y por otro Sánchez e Iglesias desafían a Trump de Pablo Sebastián.
Vamos a ver como se lo toma el estadounidense, pero en principio, siendo lógico que si Estados Unidos quiere cooperación en el área militar España le pida contrapartidas en el área económica, el hecho de que la cosa se haya hecho pública no es la mejor idea (porque supongo que para esto existen canales que hacen que esas negociaciones se mantengan en el más estricto secreto).
Con un Trump que a buen seguro ni se acuerda de Sánchez, no sabe que España existe y menos situarla en el mapa, mejor no jugar. Ya hemos visto como se las ha gastado incluso con uno de los líderes mundiales y aliado de Estados Unidos, Emmanuel Macron. Así que por el bien de España mejor que no le dé por hablar de Pedro Sánchez (y menos de Pablo Iglesias).
Los dos, Sánchez e Iglesias, son altivos, prepotentes, orgullosos, rencorosos y vengativos (entre otras cosas). Pero esos mismos adjetivos califican perfectamente a Trump. Con la enorme diferencia de poder entre aquellos y éste. Esperemos que la cosa no se tuerza, porque si ello sucede, independientemente del espectáculo que vamos a presenciar, las consecuencias cuando se baje el telón las van a pagar todos los españoles.
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