Desastre sin paliativos el resultado de Ciudadanos, que no consigue representación parlamentaria. Edmundo Bal intentó salvar un proyecto en el que ni él mismo creía (señal de ello es que no dejó su acta de diputado en el Congreso). Pero no pudo ser. Lo siento, porque me gusta Ciudadanos y creo que un partido así, que huya de los extremismos, es necesario para España. Pero el hecho de unir su destino en Murcia al PSOE y los datos de que intentaron ponerle una moción de censura a Ayuso en Madrid lo han pagado muy caro. Los errores en estrategia no suelen tener marcha atrás y este, por desgracia, puede ser (ojalá no) el principio del fin de Ciudadanos. Lo lamentaré mucho si es así.
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