16 días, 16. El 31 de agosto todos daban a Estados Unidos por muerto a nivel de potencia, a raíz de su desastrosa retirada de Kabul. Solamente habían pasado 16 días desde entonces cuando Estados Unidos, el pasado miércoles 15, dejaba claras sus intenciones. Una alianza militar con Gran Bretaña y Australia para oponerse al expansionismo de China, en el Mar de China en particular, pero evidentemente también a nivel mundial. Algo que ha molestado mucho a China y que ha irritado sobremanera a Francia.
Con este movimiento Estados Unidos ha dejado claras cuales son sus prioridades.
Rusia podrá fastidiar con algunas repúblicas exsoviéticas, pero eso no molesta ya a los americanos, que consideran seguras las fronteras de Polonia, Rumanía, Eslovaquia y la República Checa, estados anticomunistas firmes aliados de ellos. Los rusos han dejado de ser una preocupación. Y con ello el interés del Gobierno de Washington por la OTAN, aunque no desaparece, baja a su mínimo nivel.
También el fanatismo musulmán parece controlado (al menos relativamente) y circunscrito a sus propios países y a una lejana Europa, con un gran oceano de por medio que hace inviable que el asunto salte de continente. En Estados Unidos los problemas migratorios no son de fanáticos musulmanes, sino básicamente de delincuentes latinoamericanos. Así que por ese lado tampoco es muy preocupante (y por eso la salida de Afaganistán).
El grave problema sin duda es otro. China. Un país totalitario que amenaza hasta cierto punto la hegemonía de Estados Unidos como única potencia mundial. Y en esa dirección van los americanos.
Me hizo mucha gracia (de verdad) leer a más de uno decir que esto del AUKUS (acrónimo de Australia, United Kingdom, y United States) era para borrar el fracaso de Estados Unidos en su retirada de Afganistán. Como si algo así se pudiera preparar en 16 días. Cuando evidentemente fueron meses de intenso y discreto trabajo de los tres países. Y la realidad es exactamente la contraria. Estados Unidos se retiró precipitadamente de Afganistán (ciertamente de muy mala manera, como ya dije por aquí) porque ya tenía preparado el giro estrátegico hacia el AUKUS.
Un AUKUS que, además de debilitar la OTAN, como ya dije, ha colocado también en crisis a la Unión Europea. Porque Francia ha puesto el grito en el cielo, con una sobreactuación digna de mejor causa. Y es que evidentemente lo que Estados Unidos le ha ofrecido a Australia no podía hacerlo ni de lejos el país al norte de los Pirineos. Y, claro, los franceses de han quedado solos en la Unión Europea, porque nadie les ha seguido en su batalla contra Estados Unidos. Lo que no deja de poner, una vez más, sobre la mesa la fragilidad de los intereses de la UE, porque, aunque se haya quedado sola, Francia no deja de ser una de las dos potencias económicas de la UE (la otra es Alemania) y la única con arsenal nuclear.
Y no digamos ya China. El país comunista ha hablado de que el AUKUS socava gravemente la paz y la estabilidad regionales, agrava la carrera armamentista y bla, bla, bla. Vamos, que le perjudica muchísimo y respira por la herida.
Estados Unidos, repito, ha vuelto. Y lo ha hecho propinando un sonoro puñetazo (uno solo) al tablero geopolítico, el cual ha puesto patas arriba.
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