¿Violencia criticar el viaje de unas mujeres izquierdistas de la política?

Había leído no recuerdo donde que alguna de las integrantes del Ministerio de Igualdad que viajaron a Nueva York había dicho que criticarlo era violencia. Me pareció que la afirmación debía ser una falsedad o algo muy parecido, porque nadie en un puesto gubernamental, que por definición está sujeto a la crítica en las democracias, puede ser tan estúpido o tan radical como para decir eso. Y me olvidé del asunto.

Hasta hace unos días. Lo volví a leer, ahora en un artículo de Girauta. Mucha casualidad dos falsedades o exageraciones de ese tamaño. Así que cuando el río suena dos veces es porque agua lleva. Y archivé el texto en mis favoritos para cuando tuviera tiempo.

Hoy llego ese día. Vamos con la investigación, queriendo ser yo un pequeño (muy pequeño) Sherlock Holmes de la internet. Busqué en Google las palabras "irene montero, nueva york, viaje, violencia". Y en el tercer enlace me encuentro un artículo de LD. Pero como LD es un medio totalmente anticomunista decidí seguir con mis pesquisas sherlockholmianas y buscar la fuente original.

Y la encontré. Minuto 37:21: "Yo creo que lo que hay detrás es violencia política contra las mujeres feministas que hacemos política".

Así, como suena. Alucinante. Esta gente o son políticamente estúpidos o unos radicales de mucho cuidado o se creen que están en un nivel, por ser políticos e izquierdistas, en el que no se les puede criticar. Y ante ello a Isa Serra no se le ocurre otra cosa mejor que utilizar la palabra de marras. Violencia.

Es evidente que criticar un viaje como innecesario no es algo ni violento ni antifeminista. Podría ser violenta una amenaza o antifeminista que se les criticara por ser mujeres. Pero no es el caso, ni lo uno ni lo otro. Evidentemente la señora Serra puede defender la utilidad del viaje de marras. Pero no llegar a calificar como, repito, violenta una opinión por el solo hecho de venir, según ella, de la derecha y de la extrema derecho.

Mucha atención, porque calificar como violencia una opinión política contraria es entrar en un terreno muy peligroso. Porque de ahí a llegar a la violencia real hay un solo paso, que ya se ha dado en actos políticos en el pasado. Esperemos que no se vuelva a dar.